Un grupo del Centro Nacional Francés de Investigación Científica, liderado por el astrónomo Arthur Briaud, ha revelado nuevos detalles sobre lo que hay dentro del núcleo interno de la Luna, además, la comunidad científica continúa explorando los secretos del sistema solar, con un enfoque particular en la estructura de la Tierra y el espacio exterior.
¿Qué hay en el núcleo interno de la Luna?
En su estudio, los investigadores presentan pruebas de la similitud entre el interior de la Luna y la Tierra en términos de elementos constitutivos y la distancia desde el centro del núcleo hasta la corteza. Este hallazgo proporciona una visión más detallada de la geología lunar.
En la revista Nature, se publicó que el núcleo interno de la Luna es sólido y tiene un radio de 258 Km. Los investigadores determinaron que la densidad de esta región profunda es de aproximadamente 7.822 Km/m3, una cifra cercana a la densidad del hierro, principal componente del núcleo interno de la Tierra.
Estos resultados, explica Briaud, confirman los descubrimientos realizados por la NASA en 2011 durante el Programa Apolo, que sugirieron la existencia de un núcleo interno similar al terrestre. Briaud subraya que esta similitud tiene implicaciones significativas para entender la evolución lunar.
Evidencias de un pasado magnético en la Luna
La revista Nature también señala que la Luna tuvo en algún momento campos magnéticos, generados por el movimiento y la convección en sus núcleos internos. Comprender la composición del interior lunar es crucial para descubrir por qué estos campos desaparecieron.
Así mismo, el estudio apoya la teoría de un intenso bombardeo lunar en los primeros mil millones de años del sistema solar. Durante el Proyecto Apolo, se detectaron pequeños campos magnéticos en la superficie lunar, sugiriendo una influencia magnética más fuerte en el pasado.
Para analizar la composición de la Luna, los científicos utilizan datos sísmicos. Las ondas acústicas generadas por terremotos permiten examinar el material interno de un planeta, creando un mapa detallado de su estructura.
Durante las misiones Apolo entre 1969 y 1972, se recolectaron datos sísmicos de la Luna. Sin embargo, las limitaciones tecnológicas de la época afectaron la duración de las misiones y la colocación de los sismómetros, complicando el análisis de pequeños movimientos sísmicos.
Para superar estas dificultades, Briaud y su equipo han recurrido a experimentos con láser, encontrando una forma eficiente de estudiar la Luna. Han investigado aspectos como el grado de deformación lunar debido a la interacción gravitacional con la Tierra, la variación en su distancia y la densidad.
La investigación futura podría centrarse en el estudio de otras lunas del sistema solar, como Europa y Ganimedes de Júpiter, que también podrían revelar secretos cruciales sobre la formación y evolución de los cuerpos celestes.
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Fuente: larepublica
Foto: Shutterstock