Investigadores de la Escuela de Estudios Avanzados Sant’Anna de Pisa han marcado un nuevo capítulo en la historia de las prótesis al desarrollar la primera mano robótica del mundo controlada a través de imanes. Este avance abre un mundo de posibilidades para personas que han sufrido amputaciones, como un italiano de 34 años llamado Daniel, quien ha sido el primer paciente en utilizar este sistema.
Mia-Hand: Una prótesis que se adapta al cuerpo humano
La prótesis, conocida como Mia-Hand, es capaz de reproducir los movimientos de una mano humana y medir la fuerza necesaria para manipular objetos frágiles. Todo sin cables ni conexiones eléctricas, solo mediante pequeños imanes implantados en los músculos del antebrazo. Estos imanes, al moverse con la contracción muscular, son capaces de transmitir señales que un algoritmo decodifica para controlar el movimiento de los dedos.
La prótesis es capaz de reproducir los movimientos de una mano humana. Fuente: Escuela de Estudios Avanzados Sant’Anna de Pisa
Esto se ha logrado gracias a un sistema desarrollado dentro del proyecto MYKI, financiado por la Comisión Europea. “Hay 20 músculos en el antebrazo que controlan la mano“, explicó Christian Cipriani, profesor a cargo del proyecto. “La innovación está en aprovechar esos músculos residuales para que el cerebro siga dando órdenes de movimiento, incluso después de una amputación“.
Un paso adelante para las prótesis de mano de última generación
El éxito del experimento con Daniel ha sido tan positivo que los investigadores están listos para expandir las pruebas a un grupo más amplio de amputados. El sistema es especialmente valioso porque permite a los pacientes realizar tareas cotidianas como abrir frascos, usar herramientas y controlar la fuerza necesaria para sostener objetos delicados. Según Daniel, “es como volver a mover mi mano”.
Con la colaboración de varios centros médicos, los cirujanos implantaron seis pequeños imanes en los músculos residuales del brazo de Daniel, lo que ha permitido una integración exitosa entre su cuerpo y la mano robótica. En un futuro cercano, este tipo de tecnología podría mejorar radicalmente la calidad de vida de miles de personas con amputaciones.
Es importante mencionar que el equipo de la Escuela de Estudios Avanzados Sant’Anna ya está trabajando en extender este avance tecnológico a más pacientes. El proyecto MYKI y otros programas de investigación financiados tanto por Europa como por el Ministerio de Universidades e Investigación de Italia se centran en desarrollar soluciones prácticas que sean accesibles para el mayor número de personas posible.
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Fuente y fotos: Escuela de Estudios Avanzados Sant’Anna de Pisa