Inspenet, 23 de Junio 2023.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Reading en el Reino Unido reveló que, debido al calentamiento global, en una de las rutas de vuelo más transitadas del mundo, la duración anual total de turbulencias severas aumentó en un 55%, mientras que las turbulencias moderadas pasaron de 70 a 96,1 horas, lo que representa un incremento del 37%. Así mismo, las turbulencias ligeras aumentaron un 17%.
La revista Geophysical Research Letters señala que “el aire más cálido de las emisiones de CO2 está aumentando la cizalladura del viento en las corrientes en chorro, fortaleciendo la turbulencia del aire despejado en el Atlántico Norte y en todo el mundo”.
También señalaron que “la turbulencia en aire despejado es peligrosa para las aeronaves y se prevé que se intensifique en respuesta al cambio climático. Encontramos evidencia clara de grandes aumentos alrededor de las latitudes medias en altitudes de crucero de aeronaves”.
Sobre esto, el investigador de doctorado y uno de los autores principales del estudio Mark Prosser señaló: “La turbulencia hace que los vuelos sean accidentados y, en ocasiones, pueden ser peligrosos. Las aerolíneas deberán comenzar a pensar en cómo manejarán el aumento de la turbulencia, ya que le cuesta a la industria entre 150 y 500 millones de dólares al año sólo en los EEUU. Cada minuto adicional gastado en viajar a través de turbulencias aumenta el desgaste de la aeronave, así como el riesgo de lesiones para los pasajeros y asistentes de vuelo”.
Aunque se detectaron los mayores incrementos en los movimientos de aire en la atmósfera en los Estados Unidos y el Atlántico Norte, el reciente estudio reveló que también hubo incrementos significativos en la turbulencia en otras rutas aéreas muy transitadas sobre Europa, Medio Oriente y el Atlántico Sur.
El profesor Paul Williams, científico atmosférico de la Universidad de Reading y coautor del estudio dijo al respecto: “Después de una década de investigación que muestra que el cambio climático aumentará la turbulencia en el aire despejado en el futuro, ahora tenemos evidencia que sugiere que el aumento ya ha empezado. Deberíamos invertir en mejores sistemas de pronóstico y detección de turbulencias, para evitar que el aire más agitado se traduzca en vuelos más accidentados en las próximas décadas”.
¿Cómo influye todo esto en la turbulencia?
Los expertos aseguran que “un gradiente de temperatura vertical más fuerte conduce a una corriente en chorro más caótica. A medida que las corrientes en chorro se vuelven más fuertes, se vuelven más caóticas e inestables, y aumenta el número de encuentros con turbulencias en aire despejado”.
Durante décadas, Williams ha alertado sobre los impactos del cambio climático en los vuelos. En una carta publicada en la revista Nature Climate Change en 2013, ya había anticipado que la turbulencia en aire despejado representaba un problema significativo, ya que no puede ser detectada por pilotos, satélites o radares a bordo.
Este tipo de turbulencia está relacionado con las corrientes en chorro atmosféricas, que son las que se espera que se vuelvan más fuertes a medida que empeora el cambio climático.
Existen otros estudios
Un estudio realizado en 2016 advirtió sobre cómo el cambio climático podría resultar en un aumento en los costos de los viajes aéreos. Investigadores de la Universidad de Reading destacaron que duplicar la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera tendría el efecto de acelerar las corrientes en chorro y estrechar las corrientes de aire en la atmósfera superior, las cuales normalmente fluyen de oeste a este. Esto resultaría en mayores tiempos de viaje para aquellos que vuelan hacia el oeste sobre el Atlántico.
Los pronósticos de turbulencias tienen una precisión de alrededor del 70% al 80% y las aerolíneas planifican rutas de vuelo para tratar de evitarlas tanto como sea posible. Esto frecuentemente conduce a tiempos de vuelo más largos, tiempos de espera más largos, mayor uso de combustible y más emisiones de CO2 a la atmósfera, lo que convierte al problema en un círculo vicioso del que parece difícil salir. Mientras tanto, la industria de la aviación tiene una serie de estudios en desarrollo para encontrar la mejor manera de reducir sus emisiones de CO2.