Investigadores desarrollan un material de carbono negativo que podría mejorar la construcción

El sector del cemento es responsable del 8% de las emisiones globales de CO₂, según el Foro Económico Mundial.
El desarrollo de un material de carbono negativo por la Universidad Northwestern

Los investigadores de la Universidad Northwestern han desarrollado un material de construcción carbono negativo a partir de agua de mar, electricidad y dióxido de carbono. Esta innovación podría reducir la huella ambiental del cemento y el hormigón, dos de los materiales más utilizados en la industria de la construcción.

El desarrollo de un material de carbono negativo

A medida que el cambio climático avanza, la captura y almacenamiento de CO₂ se ha convertido en una estrategia para reducir las emisiones globales. No obstante, este nuevo enfoque almacena el CO₂ de forma permanente, y lo convierte en minerales valiosos como carbonato de calcio e hidróxido de magnesio, elementos esenciales en la fabricación de cemento, yeso y pintura.

Según Alessandro Rotta Loria, profesor adjunto de Ingeniería Civil y Ambiental en Northwestern, el proceso desarrollado permite “cultivar materiales similares a la arena en agua de mar”, en colaboración con la empresa Cemex. La electrólisis del agua de mar, integrada con la inyección de CO₂, genera minerales que pueden sustituir la arena utilizada en el hormigón, reduciendo la necesidad de extracción minera y minimizando el impacto ambiental.

Con este nuevo material, se podría lograr un enfoque circular donde el CO₂ capturado se reincorpore en la fabricación de hormigón y cemento. Además, el proceso genera hidrógeno como subproducto, un combustible limpio con aplicaciones en el transporte y la industria energética.

Los experimentos demostraron que la composición del material puede ajustarse controlando variables como el voltaje, la corriente eléctrica y la recirculación del agua. Dependiendo de estas condiciones, el material puede ser más denso o poroso, permitiendo su adaptabilidad para diversas aplicaciones en la construcción.

Los científicos proponen que la producción de este material se realice en reactores modulares escalables ubicados cerca de las costas. Esto evitaría daños a los ecosistemas marinos y permitiría un control preciso sobre la calidad del agua utilizada en el proceso.

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Fuente y foto: News Northwestern