Un nuevo motor de plasma japonés apunta a reducir la basura espacial sin contacto

El sistema logró triplicar la fuerza de desaceleración respecto a modelos anteriores.
Motor de plasma para limpiar basura espacial

El espacio que rodea a la Tierra se está convirtiendo en un vertedero de alta velocidad. Desde satélites obsoletos hasta fragmentos de cohetes, los residuos en órbita representan un riesgo creciente para las misiones espaciales activas. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Tohoku en Japón, ha propuesto una solución práctica basada en propulsión de plasma.

Un motor de plasma diseñado para frenar escombros sin contacto

En vez de capturar directamente los escombros, como hacen muchas propuestas actuales, el nuevo enfoque utiliza un propulsor sin electrodos que emite dos chorros de plasma en direcciones opuestas. Uno de ellos se dirige hacia los restos espaciales, generando una fuerza que los desacelera. El otro compensa el retroceso del sistema, manteniendo estable al satélite de limpieza.

Kazunori Takahashi, profesor asociado en la Escuela de Ingeniería de dicha universidad, lidera este desarrollo. Su propuesta ha sido probada en condiciones simuladas en laboratorio y publicada recientemente en Scientific Reports.

Uno de los elementos técnicos más destacados es el uso de un campo magnético denominado “cúspide”, que permite contener el plasma de forma más eficiente, intensificando la presión aplicada sobre el objetivo.

Gracias a esta técnica, el sistema logra una tasa de desaceleración tres veces superior a lo conseguido en configuraciones anteriores. De acuerdo con las pruebas, los fragmentos podrían salir de órbita en aproximadamente 100 días, reduciendo su amenaza para otros dispositivos.

Otra ventaja importante es que el sistema puede operar utilizando argón, un gas abundante y económico, en contraste con los combustibles más costosos empleados en otros propulsores. Esto hace que el modelo sea más accesible desde el punto de vista económico.

Esta alternativa sin contacto físico evitaría los riesgos asociados con capturas fallidas o colisiones secundarias. La estrategia se alinea con una necesidad crítica: mantener la órbita baja terrestre libre de chatarra tecnológica que obstaculice futuras operaciones espaciales.

El avance marca un paso importante hacia sistemas autónomos de limpieza espacial capaces de operar de manera segura, eficiente y sostenible. Aunque todavía se encuentra en etapa experimental, el principio ha demostrado resultados concretos que podrían sentar las bases de futuras misiones reales.

Fuente y foto: Universidad de Tohoku