
Durante el evento PANNDT 2025, Karl Jauvin, Instructor de END del Centro de Metalurgia de Quevec (CMQ), compartió los avances que están posicionando a la institución como referente internacional en tecnologías como la impresión 3D de metales. A través de un enfoque aplicado que combina investigación, desarrollo, colaboración empresarial y formación técnica, el CMQ impulsa soluciones a medida para la industria metalúrgica.
Del laboratorio a la industria: un modelo colaborativo
El CMQ funciona como un centro de investigación aplicada con un modelo basado en proyectos específicos con empresas, donde las compañías presentan necesidades concretas y el centro responde con soluciones integrales que van desde la simulación inicial hasta la validación final de las piezas.
Para lograrlo, el equipo del instituto integra investigadores, ingenieros, docentes, estudiantes universitarios e incluso doctorandos. Esta sinergia entre academia e industria favorece la transferencia de conocimiento, acelera la innovación y genera talento altamente calificado.
El poder de la impresión 3D de metales
Uno de los ejes más innovadores del trabajo del CMQ es el uso de la impresión 3D de metales, que a diferencia de la impresión tradicional con plástico, es un proceso que utiliza polvos metálicos, entre ellos aluminio y titanio. El centro incluso tiene la capacidad de crear sus propias aleaciones y atomizarlas para producir polvos ultrafinos adaptados a requisitos técnicos muy específicos.
Este tipo de fabricación aditiva permite desarrollar componentes complejos que sería muy difícil, si no imposible, producir con técnicas convencionales como la soldadura. La precisión geométrica, la reducción de desperdicio de material y la flexibilidad de diseño son solo algunas de sus ventajas.
Aplicación concreta: la reparación de una tubería
Durante la entrevista, Karl Jauvin explicó el caso específico de la reconstrucción de una sección de tubería de acero que normalmente requeriría soldadura, ilustrando los beneficios de la impresión 3D de metales. Tradicionalmente, cuando una tubería industrial sufre daños o desgaste, se realiza un corte de la sección afectada y se reemplaza por una pieza nueva unida mediante soldadura. Este proceso, aunque eficaz, conlleva ciertas complicaciones, como la aplicación de calor que genera tensiones internas, puede deformar la pieza original y alterar sus propiedades mecánicas.
Con la metodología desarrollada por el CMQ, en lugar de recurrir a la soldadura convencional, se utilizó fabricación aditiva de metales para fabricar directamente la nueva sección de la tubería, integrando la geometría y los requisitos funcionales originales. Lo más destacado es que esta pieza fue diseñada para encajar perfectamente con el resto del sistema, sin necesidad de ajustes posteriores.
Al minimizar la aplicación de calor, se evita la contracción desigual del material, lo que reduce significativamente la deformación y permite que la pieza reparada conserve sus dimensiones originales. Esto facilita su reinstalación sin afectar el funcionamiento del sistema ni generar tiempos de parada extendidos.

Ensayos no destructivos como pilar del proceso
En el CMQ, todas las piezas desarrolladas pasan por un riguroso sistema de validación que incluye END y ensayos destructivos, para garantizar que los componentes cumplen con los estándares de calidad y seguridad exigidos por las industrias usuarias. Los ensayos no destructivos permiten detectar defectos internos o superficiales sin alterar la pieza, lo que es especialmente esencial en componentes fabricados con tecnologías aditivas, donde la microestructura puede variar dependiendo del proceso.
Proyección térmica y recubrimientos funcionales
Además de la impresión 3D, el instituto trabaja con otras tecnologías como la proyección térmica, que consiste en proyectar materiales como cerámicas o incluso partículas con diamante fundido a alta velocidad sobre superficies metálicas para crear recubrimientos protectores. Estos recubrimientos se aplican para mejorar la resistencia al desgaste, la fricción o la corrosión de componentes sometidos a condiciones extremas, ofreciendo una vida útil mucho más prolongada.
Formación como eje de desarrollo
Otro aspecto clave es la integración de estudiantes de nivel técnico, universitario e incluso doctoral en los proyectos activos del centro, estrategia que no solo fortalece la formación práctica, sino que también asegura una renovación constante del conocimiento.
Los estudiantes participan desde etapas tempranas en tareas reales del ciclo productivo, como el diseño asistido por computadora, preparación de materiales, impresión 3D, ensayos de calidad y análisis de resultados. Este modelo les permite adquirir experiencia con tecnologías avanzadas y desarrollar competencias técnicas alineadas con las necesidades actuales del sector industrial.
Perspectivas y tecnologías emergentes
El futuro de la metalurgia está ligado a la digitalización de procesos y la adopción de tecnologías como la impresión 3D, la simulación computacional y los sistemas de inspección inteligente. Al integrar fabricación avanzada con ensayos no destructivos y una fuerte componente educativa, el Centro de Metalurgia de Quevec se consolida como un aliado estratégico para la industria metalúrgica que busca evolucionar sin perder eficiencia ni seguridad.
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Fuente: Inspenet.