Yara, la corporación noruega especializada en fertilizantes, ha adoptado un enfoque innovador de balance de masa para integrar la producción de amoníaco con bajas emisiones de carbono en su gama de productos finales.
Este mecanismo, denominado Sistema de Transferencia de Amoníaco de Yara, permite la gestión conjunta del amoníaco renovable y el derivado de fuentes fósiles en un único sistema, sin diferenciación física en su almacenamiento, lo que optimiza la eficiencia operativa.
¿Cómo es el proceso para reducir el carbono?
El proceso implica el uso de fuentes de energía renovable y técnicas de electrólisis, así como el empleo de gas natural en combinación con tecnologías de captura de carbono, para producir amoníaco con una huella de carbono reducida.
La convergencia de estos métodos en un único sistema de almacenamiento evita la segregación física y reduce potencialmente los costos y emisiones relacionadas con el manejo separado de diferentes tipos de amoníaco.
Yara ha implementado una rigurosa metodología interna de contabilidad de carbono, apodada Carbon Watch, que supervisa y verifica las emisiones de carbono asociadas a toda su cadena de producción. Esta herramienta garantiza que la cantidad de fertilizantes comercializados como bajos en carbono no exceda la producción efectiva de amoníaco renovable o con bajas emisiones, asegurando la integridad y la transparencia del proceso.
Además, Yara proporciona a sus clientes, fertilizantes que incluyen una declaración verificada de la intensidad de carbono. Estos productos pueden contener proporciones variables de amoníaco renovable o convencional, pero la reducción total de la intensidad de carbono refleja fielmente los beneficios derivados de la utilización de fuentes renovables y tecnologías de reducción de emisiones.
Tanto el Sistema de Transferencia de Amoníaco como Carbon Watch han sido validados por DNV, una reconocida sociedad de clasificación noruega.
Un futuro crecimiento del proyecto de Yara
La producción de Yara de amoníaco renovable se concentra actualmente en su planta de Porsgrunn, en Noruega, que comenzó a operar a finales de 2023 con una capacidad proyectada de 20,000 toneladas anuales.
Adicionalmente, Yara ha confirmado la expansión de su proyecto de captura y almacenamiento de carbono en la planta de Sluiskil, en los Países Bajos, con un potencial de captura de hasta 800,000 toneladas de CO₂ para 2026. La producción de ambas instalaciones se integrará en el sistema de balance de masa.
En el presente, el Sistema de Transferencia de Amoníaco se aplica exclusivamente a la producción interna de Yara, pero existe la posibilidad de expandir este sistema a proveedores externos en el futuro. La compañía también ha establecido un acuerdo de suministro con Acme, una empresa india de energía renovable, para obtener amoníaco renovable desde una futura planta en Omán, que se espera esté operativa para 2026.
Este amoníaco podría incorporarse a la contabilidad de carbono de Yara, ampliando así la aplicación de este enfoque.
Este método de balance de masa facilita la transición hacia opciones más sostenibles sin incurrir en costos adicionales por transporte y almacenamiento específico y también permite la adaptación gradual utilizando la infraestructura existente. Esto es crucial en el sector de los fertilizantes, donde la sostenibilidad debe equilibrarse con la accesibilidad económica.
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Fuente: Argus.
Foto: Shutterstock.