Con el impulso del Centro Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) y el respaldo financiero de la Unión Europea, el proyecto SOLRESS avanza con paso firme hacia una nueva generación de disolventes industriales sostenibles. El proyecto busca desarrollar 5 disolventes de base biológica a partir de residuos orgánicos como posos de café posconsumo y materias lignocelulósicas.
¿Qué pretende el proyecto?
El objetivo principal del proyecto SOLRESS es sustituir disolventes tradicionales, basados en materias primas fósiles, por versiones más seguras y respetuosas con el medio ambiente. Para ello, se empleará una biorrefinería integrada, capaz de producir compuestos como acetato de etilo, lactato de etilo, acetato de butilo, 2-MeTHF y GVL con niveles de pureza industrial.
Estos disolventes se someterán a pruebas de desempeño en sectores altamente demandantes como pinturas y recubrimientos, cosmética y procesamiento de materiales industriales. La validación en condiciones reales permitirá evaluar su viabilidad como alternativas SSbD (safe-and-sustainable-by-design, por sus siglas en inglés).
Financiación y respaldo institucional
El proyecto cuenta con una financiación de 7 millones de euros aportada por la empresa común Circular Bio-based Europe Joint Undertaking (CBE JU), como parte del programa Horizonte Europa. El presupuesto total asciende a 9,1 millones de euros y se ejecutará durante 48 meses, bajo la coordinación de AIMPLAS.
En el proyecto participan 17 entidades de toda Europa, entre ellas universidades como la de Gante y la Agrícola de Atenas, centros de investigación como el CSIC o el IVL de Suecia, y empresas tecnológicas como Bio Base Europe Pilot Plant, Kaffe Bueno, Dermopartners o Kansai Altan.
¿Cuál es el impacto ambiental e industrial esperado?
Además de reducir la dependencia de recursos fósiles, SOLRESS busca mejorar la resiliencia industrial de Europa, disminuir el impacto ambiental de la producción química y generar nuevas oportunidades económicas. El uso de residuos de segunda generación, como el café desechado, no solo evita el uso de cultivos alimentarios, sino que también fomenta el aprovechamiento eficiente de la biomasa.
Por su enfoque integral, el proyecto también pretende reforzar la competitividad de la industria europea, proporcionando soluciones alineadas con los principios de la economía circular y la neutralidad climática.
Fuente y foto: AIMPLAS