Inspenet, 03 de noviembre 2023.
Un equipo de científicos de la Facultad de Ingeniería Eléctrica (FEL) de la Universidad Técnica Checa de Praga, en colaboración con los desarrolladores de la empresa Advacam, crearon un prototipo denominado RaDron.
Este dron ha sido diseñado para la detección autónoma de fuentes de radiación peligrosa, sin necesidad de control por parte de un piloto y es considerablemente más rápido que un trabajador expuesto a la radiación que porta un detector de partículas convencional.
El RaDron es una aeronave no tripulada que resulta apropiada para operar en áreas extensas o de difícil acceso que presentan riesgos significativos para la seguridad y la salud. Este dispositivo puede ser de utilidad en entornos como centrales nucleares, servicios de emergencia, fuerzas policiales y militares, así como en puntos de control en fronteras, aeropuertos, zonas de incidentes, depósitos de residuos municipales y en el transporte regular de isótopos utilizados en aplicaciones de medicina nuclear.
La tecnología central de este dron se basa en los chips Timepix3, que suministran al sistema una amplia gama de datos acerca de cada partícula de radiación que es detectada.
“El detector es único en su tecnología, permite evaluar la radiación direccional, es decir, de dónde proviene la radiación. Y este es un parámetro clave para que el dron navegue directamente hasta la fuente en modo autónomo“, explica Jiří Šesták de Advacam.
RaDron puesto a prueba
El experimento implicó el despliegue de un RaDron con el objetivo de rastrear una fuente de radiación ionizante que se había depositado en una zona específica. A pesar de que el pequeño recipiente que contenía cesio-137 no era visible en medio de la vegetación alta, el dron logró detectarlo en cuestión de minutos y determinó su ubicación con una precisión de un metro.
“El dron primero escanea sistemáticamente la zona marcada para encontrar los primeros indicios de que hay una fuente de radionúclidos“, describe uno de sus creadores lo que hace la máquina durante la situación del modelo. “Una vez localizada la fuente, el dron comienza a rodearla y señala su posición, aterriza cerca de ella y finalmente avisa a la unidad de respuesta dónde se encuentra“, describe el investigador.
“Yo como operador, simplemente lo sigo vigilando, veo en mi portátil los datos que ve el dron y puedo tomar algunas decisiones sobre si abortar la misión o continuar“, explica.
Cuando los profesionales que trabajan con radiación arriban al sitio, proceden a vestir trajes especiales y usar máscaras de protección.
“Localizan la fuente utilizando un dosímetro de mano en el que tienen una sonda con un adaptador telescópico. Después lo aseguran, lo cargan en una caja de transporte blindada con plomo, que luego meten en un coche y lo llevan a nuestro instituto”, añade Karel Prchal, jefe del Centro de Gestión de Residuos Radiactivos del Instituto de Investigación Nuclear (ÚJV) en Řež.
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