Una investigación reciente desarrollada en Australia podría cambiar la forma en que concebimos el reciclaje de plástico y la infraestructura urbana. El equipo de la Universidad Edith Cowan (ECU) propone utilizar desechos plásticos comunes, como bolsas de supermercado y envases de leche, como base para carreteras mediante su incorporación a la mezcla bituminosa del pavimento.
El plástico doméstico como base para carreteras
Según el investigador Ali Ghodrati, reutilizar este tipo de plásticos representa una solución doble: mejora la resistencia del asfalto y reduce el volumen de residuos que terminan en vertederos u océanos. El estudio publicado en MDPI señala que, los termoplásticos, por su punto de fusión, se integran eficientemente al betún sin necesidad de energía adicional ni generación de subproductos nocivos.
Aunque el uso de plásticos en asfaltos no es nuevo, lo innovador de esta propuesta radica en aplicar un enfoque de economía circular con materiales de uso diario. Se estima que, de no cambiar la tendencia actual, la generación global de residuos plásticos superará el billón de toneladas anuales para 2050.
Métodos y desafíos técnicos
La incorporación de plástico al pavimento puede realizarse mediante tres métodos: húmedo, seco o mixto. Cada uno presenta ventajas y riesgos distintos. El método húmedo mejora la compatibilidad de materiales y reduce la emisión de microplásticos, mientras que el seco facilita la aplicación, pero puede generar dispersiones desiguales.
La doctora Nuha Mashaan destacó la necesidad de seguir evaluando el comportamiento de estos materiales en condiciones reales. Concentraciones excesivas podrían volver el asfalto más frágil, además de incrementar riesgos ambientales como humos tóxicos o lixiviados.
Infraestructura circular y resiliente
Para Themelina Paraskeva, coautora del estudio, este tipo de soluciones representa una vía concreta hacia una infraestructura más sustentable. El enfoque busca eficiencia estructural y disminuir el carbono incorporado en las obras viales, alineándose con los objetivos de mitigación climática.
Aunque los resultados preliminares en laboratorio son prometedores, los investigadores enfatizan la urgencia de llevar estas pruebas al terreno. Factores como el tráfico vehicular, la lluvia y las temperaturas extremas podrían modificar el comportamiento de estos materiales reciclados en el largo plazo.
Fuente: Universidad Edith Cowan
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