Investigadores de la Universidad Tecnológica de Nanyang han descubierto una aplicación sorprendente para las proteínas presentes en el adhesivo natural de los percebes: la protección de los metales de la corrosión causada por el agua salada.
Este avance, detallado por primera vez en un reciente estudio, sugiere que estas proteínas podrían ser clave para el desarrollo de pinturas y revestimientos anticorrosivos respetuosos con el medio ambiente.
Los metales expuestos a la severidad del ambiente marino, como los utilizados en barcos y plataformas offshore, requieren una protección contra la corrosión para prolongar su vida útil. Los inhibidores de corrosión comerciales, aunque efectivos, a menudo liberan sustancias químicas tóxicas al entorno marino, lo que representa un riesgo para la vida acuática.
Los investigadores exploraron la posibilidad de que las proteínas adhesivas de los percebes, conocidos por adherirse a superficies metálicas bajo el agua, pudieran crear una barrera protectora sobre el metal. Mediante ingeniería genética, produjeron una proteína recombinante del percebe Megabalanus rosa, la cual ha sido utilizada anteriormente en adhesivos para reparaciones óseas y dentales debido a su fuerte adhesión a sustratos inorgánicos.
¿Cómo los percebes protegen los metales de la corrosión?
En sus experimentos, sumergieron piezas de acero en una solución salina concentrada que imitaba el agua de mar y añadieron soluciones de proteínas a diferentes concentraciones. Observaron que, a concentraciones superiores a 5 mg/mL, la proteína se adhería rápidamente a la superficie del acero formando una capa uniforme.
Análisis espectroscópicos y simulaciones computacionales indicaron que la proteína forma un complejo con los iones de hierro libres en el acero, cubriendo eficazmente el sustrato metálico y previniendo su corrosión.
Este estudio, catalogado como de alto riesgo, pero con un potencial de recompensa significativo por expertos como Nick Aldred de la Universidad de Essex, plantea retos importantes para la durabilidad de estos biomateriales en el entorno, especialmente debido a que las capas de proteínas pueden ser rápidamente consumidas por bacterias.
Este descubrimiento no solo abre un nuevo horizonte en el campo de la protección anticorrosiva, sino que también destaca el potencial de los sistemas naturales para inspirar soluciones sostenibles en la industria. El reto ahora es avanzar en el desarrollo de proteínas que mantengan su integridad en entornos hostiles, marcando así el camino hacia revestimientos ecológicos y duraderos.
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Fuente: cen.acs.org
Foto: shutterstock