La empresa Emvolon, una filial del MIT, planea cambiar la producción de combustibles sostenibles mediante la conversión de motores en plantas químicas modulares. Con su tecnología, la compañía desea capturar el metano de fuentes distribuidas y convertirlo en metanol verde como otros productos químicos, sin necesidad de costosas infraestructuras.
La conversión de motores en plantas químicas
El metano es un gas de efecto invernadero con un impacto 84 veces más potente que el CO₂ en un periodo de 20 años, y su emisión se encuentra principalmente en vertederos, granjas y pozos de petróleo. Estos lugares están dispersos, lo que hace que la captura y conversión del gas sea un gran desafío. La iniciativa Emvolon busca superar este obstáculo, al instalar sistemas modulares cerca de las fuentes de metano, transformando las emisiones en combustibles limpios.
En el principal agente de la solución de Emvolon, se encuentra un motor automotriz común, modificado para realizar operación en condiciones “ricas en combustible“. En lugar de quemar el metano completamente, el motor lo convierte parcialmente en monóxido de carbono e hidrógeno, los bloques de construcción necesarios para sintetizar productos químicos como el metanol. Este sistema autónomo puede generar hasta 8 toneladas de metanol al día y encaja perfectamente en un contenedor de 40 pies, lo que facilita su transporte y despliegue.
La compañía ha iniciado con la producción de metanol verde, un combustible cada vez más adoptado por el sector marítimo para reducir emisiones contaminantes. Además, Emvolon planea diversificar su producción para incluir amoníaco verde y otros productos químicos utilizando hidrógeno obtenido de fuentes renovables como la solar y eólica.
En un importante avance, Emvolon firmó recientemente un acuerdo con Montauk Renewables para construir una planta piloto junto a un vertedero en Texas, con capacidad para producir hasta 15,000 galones de metanol al año y escalar hasta 2.5 millones de galones. Esta colaboración podría extenderse a otros sitios, multiplicando el impacto de la tecnología.
A diferencia de las plantas químicas que requieren inversiones de cientos de millones de dólares, los módulos se pueden construir con una inversión de entre 1 y 10 millones de dólares. Esto permite implementaciones rápidas y económicas, acercando la producción de combustibles verdes al lugar donde se encuentran los recursos.
“Nuestro objetivo es ofrecer una solución práctica para la transición energética”, afirma Kasseris. “Con sistemas modulares, podemos abordar las emisiones de metano y producir combustibles sostenibles a precios competitivos, sin depender de subsidios“.
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Fuente: MIT
Foto: Christine Daniloff, MIT; iStock