El ingeniero y profesor Mehdi Khanzadeh, de la Universidad Temple, ha desarrollado un método para producir hormigón sostenible con capacidad de carbonatación que, a su vez, es igual de resistente y duradero que el hormigón común. Este avance promete transformar la industria de la construcción y reducir las emisiones de CO₂.
El desafío del hormigón tradicional
El hormigón es el material de construcción más utilizado en el planeta, desde puentes hasta rascacielos. Sin embargo, su producción es una de las principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero, específicamente el CO₂.
Se estima que el cemento, un componente clave del hormigón, genera alrededor del 8% de las emisiones globales de CO₂. Si la industria del cemento fuera un país, ocuparía el cuarto lugar entre los mayores emisores de carbono, solo detrás de China, Estados Unidos e India.
Hormigón sostenible será una solución ecológica
Afortunadamente, el desarrollo de hormigón carbonatable, una variante que captura CO₂ durante su proceso de curado, está demostrando ser una solución prometedora. Sin embargo, el uso de este tipo de hormigón ha sido limitado, principalmente, a bloques de hormigón no estructurales, debido a su falta de resistencia y durabilidad.
Los métodos tradicionales no han logrado absorber suficiente CO₂ en el material, lo que limita su aplicación a materiales más pequeños y livianos.
El innovador método de Khanzadeh
El profesor Khanzadeh ha logrado superar estas limitaciones mediante su investigación en la Universidad Temple. Su método de curado interno-externo con CO₂ ha demostrado aumentar significativamente la profundidad de carbonatación del hormigón, mejorando su resistencia en un 80-100% en comparación con los métodos tradicionales.
Esta innovación abre la puerta a utilizar hormigón carbonatable en estructuras de gran escala, como vigas y columnas, no solo en bloques y adoquines.
Un paso hacia un futuro más verde
Este avance podría cambiar el panorama de la industria de la construcción, permitiendo que el hormigón se convierta en un material aún más respetuoso con el medio ambiente. Si se implementa a gran escala, el hormigón carbonatable podría ayudar a reducir la huella de carbono de la construcción, haciendo que las infraestructuras sean más duraderas y ecológicas.
El trabajo de Khanzadeh, que comenzó en 2021, ha recibido reconocimiento en la comunidad científica, y en 2024, fue galardonado con el premio NSF CAREER para continuar su investigación. Aunque aún se encuentra en la fase de prueba de concepto, el futuro del hormigón carbonatable parece prometedor, y con más pruebas, podría convertirse en una herramienta clave para mitigar los efectos del cambio climático.
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Fuente y foto: Universidad de Temple