La empresa HAMR Energy ha presentado los planes para construir la primera planta de metanol a combustible SAF de gran escala en Australia, ubicándose entre las primeras iniciativas de este tipo en toda Asia-Pacífico fuera de China.
La proyección de la planta de metanol y SAF
El objetivo del proyecto está basado en la capacidad de convertir 300.000 toneladas de metanol bajo en carbono en unos 125 millones de litros de SAF al año. Este volumen permitiría cubrir hasta 3,5 millones de trayectos de pasajeros entre Sydney y Melbourne. La materia prima provendrá de residuos forestales y de hidrógeno producido en la instalación Portland Renewable Fuels de la propia empresa.
Dicha estrategia responde al impulso global por desarrollar combustibles líquidos bajos en carbono (LCLF), frente a la creciente presión para descarbonizar sectores intensivos como la aviación. El metanol, por su flexibilidad y disponibilidad, representa una solución escalable y viable a corto plazo.
El estudio de viabilidad de HAMR Energy identificó como emplazamientos ideales regiones de Australia Meridional y Victoria. La elección responde a factores como el acceso a energía renovable, condiciones logísticas y cercanía a mercados clave.
HAMR Energy apuesta por un modelo de integración vertical que abarca desde el abastecimiento de biomasa hasta los acuerdos comerciales de suministro. Esta configuración permite disminuir los costos de producción, lo que representa una ventaja significativa en un mercado donde la demanda por SAF se dispara pero la oferta aún es limitada.
Este proyecto contempla una inversión total estimada entre 700 y 800 millones de dólares australianos. Además, prevé la creación de más de 50 empleos permanentes y varios cientos durante la fase de construcción. Actualmente, la empresa se encuentra cerrando su ronda de financiación Serie A, con interés notable por parte de inversores estratégicos.
La propuesta llega en un momento en que las regulaciones internacionales están empezando a reconocer al metanol como una materia prima válida para producir SAF. Este marco normativo favorece iniciativas como la de HAMR Energy, que podrían posicionar a Australia como un referente global en soluciones de aviación sostenible.
Con las políticas adecuadas, Australia tiene la oportunidad de construir una industria LCLF de clase mundial, creando empleos regionales, fortaleciendo la seguridad del combustible y aprovechando los abundantes recursos de energía renovable y biomasa.
Este estudio de viabilidad de la conversión de metanol en combustible para aviones demuestra nuestra capacidad para implementar proyectos competitivos y financiables que ayuden a industrias con dificultades para reducir las emisiones de carbono, como la aviación, a descarbonizarse, a la vez que atraen inversiones significativas y mejoran la seguridad nacional del combustible.
David Stribley, cofundador de HAMR Energy.
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Fuente y foto: HAMR