Antes de la llegada de los coches de hidrógeno, las compañías automotrices competían por ofrecer vehículos con innovadoras prestaciones. En la década de los cincuenta, una de las propuestas más destacadas fue el Ford Nucleon, un automóvil que pudo haber destronado al hidrógeno como combustible gracias a su impresionante autonomía de 8000 Km sin necesidad de repostar.
Historia del Ford Nucleon
Durante los años cincuenta, el mundo vivió una revolución tecnológica. Sin embargo, esta época también vio el nacimiento de inventos que, aunque innovadores, resultaron poco prácticos y representaban un alto riesgo. La energía nuclear, destacada por su limpieza y eficiencia en comparación con los combustibles fósiles, fue una de las tecnologías más discutidas de ese tiempo.
En 1958, Ford presentó el Nucleon, un coche que funcionaba con energía nuclear. Este vehículo, equipado con un reactor nuclear compacto, prometía recorrer hasta 8000 Km sin emisiones de CO₂. Su diseño futurista incluía un intercambiador de calor que movía una turbina, generando electricidad para un motor eléctrico situado en la parte delantera del coche.
A pesar de sus prometedoras características, el uso de elementos radiactivos como combustible presentó grandes desafíos. Aunque el Ford Nucleon estaba equipado con sistemas de seguridad para proteger contra la radiación, la necesidad de gruesos recubrimientos de plomo aumentaba significativamente su peso.
Además, el reactor nuclear requería un sistema de refrigeración potente para manejar el calor emitido, algo difícil de controlar en un vehículo de tamaño compacto.
Ford Nucleon fue descartado: ¿retomarán la propuesta?
El concepto del coche nuclear no prosperó. No se construyó ningún prototipo del Nucleon; sino que únicamente se realizaron maquetas a diferentes escalas.
A más de seis décadas de su presentación, el Ford Nucleon es una idea relegada al pasado. Hoy en día, la tecnología automotriz ha avanzado hacia coches eléctricos y motores de biocombustible que pueden transportar grandes cargas sin emitir CO₂.
La tecnología de hidrógeno sigue mejorando, ofreciendo motores cada vez más eficientes y con mayor autonomía, lo que refuerza su relevancia en el futuro de la movilidad sostenible.
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Fuente: ecoticias
Foto: motorpasion