Un equipo de científicos de Noruega y Estados Unidos han desmentido estudios previos que sugerían la posibilidad de descomponer plásticos resistentes mediante enzimas naturales. La nueva investigación, publicada en Nature Communications, revela que las enzimas identificadas en 2022 como “Ceres” y otras derivadas de microorganismos no tienen la capacidad de descomponer polímeros como el polietileno.
Los gusanos que comen plástico generan microplásticos
Los plásticos basados en enlaces carbono-carbono, como el polietileno, son extremadamente duraderos y su reciclaje sin pérdida de calidad sigue siendo un desafío monumental. Según datos recientes, cada año se vierten en el medioambiente 52 millones de toneladas de productos plásticos. Esto genera una crisis ambiental que exige soluciones urgentes y sostenibles.
En 2022, dos estudios prometieron avances en este ámbito, reportando la capacidad de ciertas enzimas encontradas en insectos para degradar plásticos. Sin embargo, los nuevos experimentos han refutado dichas afirmaciones. Los investigadores destacan que errores metodológicos, como la contaminación en las muestras analizadas, llevaron a conclusiones incorrectas en los estudios originales.
Aunque se pensaba que las enzimas podían descomponer plásticos como el polietileno, el reciente estudio revela que en realidad estos procesos no degradan el plástico, sino que lo transforman en microplásticos. Este subproducto es incluso más perjudicial, pues se dispersa ampliamente en el medio ambiente y plantea serios riesgos para los ecosistemas y la salud humana.
Posibles soluciones
El equipo, liderado por el profesor Gustav Vaaje-Kolstad de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida (NMBU), no solamente identificó los fallos en las investigaciones previas, sino que también está trabajando en nuevos sistemas enzimáticos que podrían ofrecer soluciones reales. Según Vaaje-Kolstad, una posible estrategia consiste en diseñar plásticos más fáciles de degradar mediante la incorporación de enlaces químicos más débiles que puedan descomponerse en condiciones naturales.
Aunque este hallazgo representa un retroceso en las expectativas iniciales, el optimismo científico persiste. Los esfuerzos continúan, con el objetivo de desarrollar tecnologías que permitan un reciclaje sostenible y eficaz de plásticos resistentes.
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Fuente: Universidad Noruega de Ciencias de la Vida (NMBU)
Foto: shutterstock