Hace pocos días, China logró con éxito el lanzamiento de la sonda Einstein Probe, un novedoso satélite de rayos X. El cohete Chang Zheng 2C despegó desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang y colocó el satélite en una órbita terrestre baja de 600 Km.
Con este exitoso lanzamiento, la sonda Einstein Probe comenzó su misión de explorar el cielo en busca de explosiones de rayos X, que se originan en algunos de los fenómenos más poderosos del universo, como la alimentación de agujeros negros, colisiones de estrellas de neutrones y explosiones estelares.
Este proyecto es fruto de la colaboración entre la Agencia Espacial Europea (ESA), el Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE) y la Academia China de Ciencias (CAS). La sonda está equipada con dos instrumentos: el Telescopio de rayos X de campo amplio (WXT) y el Telescopio de rayos X de seguimiento (FXT). Estos dos instrumentos trabajan en conjunto para monitorear eficientemente todo el cielo y descubrir nuevas fuentes de rayos X.
El diseño de la sonda Einstein Probe
El diseño óptico del WXT está inspirado en los ojos de las langostas y utiliza un enfoque modular con miles de fibras cuadradas para guiar la luz hacia los detectores, permitiendo a la sonda observar una gran porción del cielo de una sola vez. Cuando el WXT detecta una nueva fuente de rayos X, el FXT, que tiene una visión más estrecha pero es más sensible, la estudia con mayor detalle.
Es importante resaltar que la ESA desempeñó un papel esencial en el desarrollo y prueba de los detectores de rayos X y la óptica del WXT, así como en la colaboración con MPE y Media Lario (Italia) en el desarrollo de los telescopios FXT. MPE también contribuyó proporcionando el conjunto de espejos para uno de los telescopios y los módulos detectores para ambas unidades FXT. Además, la ESA proporcionó un sistema para desviar electrones no deseados de los detectores y utilizará sus estaciones terrestres para la descarga de datos de la sonda, obteniendo acceso al 10% de los datos generados por las observaciones.
La capacidad de detectar nuevas fuentes y monitorear su evolución en el tiempo es esencial para comprender los procesos más energéticos del universo, como colisiones de estrellas de neutrones, explosiones de supernovas y la interacción de la materia con agujeros negros y campos magnéticos intensos.
La sonda Einstein orbita alrededor de la Tierra cada 96 minutos con una inclinación orbital de 29 grados, lo que le permite observar gran parte del cielo nocturno en solo tres órbitas. Durante los próximos seis meses, el equipo de operación probará y calibrará los instrumentos para garantizar mediciones precisas. Luego de esta fase de preparación, la sonda se dedicará a la observación en rayos X del cielo durante al menos tres años.
“Estoy deseando ver los descubrimientos que permitirá la sonda Einstein“, afirma Erik Kuulkers, científico del proyecto de la sonda Einstein de la ESA. “Gracias a su mirada excepcionalmente amplia, podremos captar la luz de rayos X de las colisiones entre estrellas de neutrones y descubrir qué está causando algunas de las ondas gravitacionales que detectamos en la Tierra. A menudo, cuando se registran estas elusivas ondas espacio-temporales, no podemos localizar de dónde vienen. Al detectar rápidamente el estallido de rayos X, identificaremos el origen de muchos eventos de ondas gravitacionales”.
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Fuente: inceptivemind.com