La transición energética no se desarrolla en un terreno vacío ni en un laboratorio aséptico; ocurre en territorios concretos, cargados de historia industrial, con comunidades que durante décadas han estructurado su vida alrededor de los hidrocarburos. Allí, plataformas, astilleros, oleoductos y gasoductos fueron símbolos de progreso, pero también de dependencia fósil. Hoy, sin embargo, esa misma geografía, antes marcada por la extracción petrolera, emerge como la plataforma sobre la cual construir un futuro energético más limpio.
El reto es transformar infraestructuras millonarias diseñadas para un propósito específico y reorientar capital humano altamente especializado hacia nuevas cadenas de valor. Pero la oportunidad es igualmente enorme: reconvertir lo que parecía un pasivo ambiental y económico en un trampolín hacia energías renovables de gran escala.
Claves técnicas y estratégicas de la transición energética
Desde una perspectiva de ingeniería y economía, la transición energética plantea un cambio estructural, donde convergen la ingeniería, la economía y la sostenibilidad. Este proceso requiere aprovechar el legado técnico de la industria fósil, desarrollar infraestructura adaptable y garantizar la confiabilidad mediante estándares rigurosos. A su vez, los proyectos pioneros evidencian la viabilidad de esta transformación, redefiniendo los equilibrios geopolíticos y económicos globales hacia una nueva matriz energética más segura y eficiente.
La transición desde una óptica de ingeniería y economía, nos permite en este momento explorarla articulando cuatro ejes centrales:
- La infraestructura y el conocimiento local heredados de la industria fósil.
- Los proyectos emblemáticos que muestran la factibilidad técnica y económica de esta reconversión.
- La importancia de la confiabilidad garantizada por estándares de corrosión e inspección.
- Los impactos globales en la economía y la geopolítica energética.
Infraestructura y conocimiento local
Uno de los mayores malentendidos en torno a la transición energética es suponer que debe comenzar desde cero. La realidad es más compleja, pero a su vez, induce a ingeniar las estrategias de reformular proyectos optimizando los recursos existentes. Muchas regiones petroleras poseen infraestructuras que representan, al mismo tiempo, un legado y una ventaja comparativa. ¿Qué podemos aprovechar de ellas?
Infraestructura portuaria y logística
Los puertos de aguas profundas desarrollados para la industria offshore, como Aberdeen en Escocia, Stavanger en Noruega o Ciudad del Carmen en México, fueron diseñados para mover equipos de cientos de toneladas, abastecer plataformas lejanas y soportar condiciones marítimas extremas. Hoy, esas capacidades son reutilizadas en la fabricación y transporte de turbinas eólicas marinas, cuyas torres pueden superar los 100 metros de altura y pesar más de 500 toneladas. Astilleros y grúas, antes centrados en la reparación de buques petroleros, encuentran en las cimentaciones monopile y jacket un nuevo nicho técnico y económico.

Redes subterráneas y corredores energéticos
Existe una extensa red de gasoductos que ha sido construida durante muchas décadas y constituye un patrimonio que costaría bastante replicarlo para las nuevas energías como el hidrógeno. Habría que adecuarlos para aprovechar su operatividad mediante blending o adaptaciones técnicas (International Energy Agency, 2021). Vale decir también que, en Europa, ya existen proyectos piloto que inyectan hasta 20% de hidrógeno en redes de gas natural, probando su viabilidad operativa y regulatoria.
Capital humano especializado
Más allá de lo material, la transferencia de conocimiento técnico es el activo más valioso. Ingenieros de corrosión, soldadores certificados, operadores de buques de apoyo y técnicos en inspección no destructiva representan un capital humano escaso y de alta especialización. Formados durante décadas en condiciones hostiles, offshore profundo, desiertos y selvas, poseen un know-how directamente transferible a las renovables. Esto no implica, en el caso de la transición, borrar competencias, sino reconvertirlas. En términos socioeconómicos, preserva el empleo y la cohesión comunitaria, evitando que se genere una sustitución abrupta y cauce una fractura social.
Proyectos emblemáticos
La búsqueda de soluciones energéticas para el futuro implica que los ingenieros tengan que desarrollar investigaciones y ejecutar grandes proyectos que cumplan los objetivos de la agenda de la descarbonización. Y los argumentos técnicos adquieren mayor peso si se respaldan con proyectos concretos que garanticen esos objetivos. En este sentido, algunos casos internacionales son una muestra de cómo la geografía petrolera se resignifica en clave renovable.
Dogger Bank, Reino Unido
El Reino Unido siempre ha buscado autoabastecerse energéticamente. Al completarse el Dogger Bank, será el parque eólico offshore más grande del mundo, con más de 3,6 GW de capacidad instalada. Pero el éxito de este proyecto no radica solo en la potencia generada, sino en la manera en que aprovecha la infraestructura petrolera.
Por ejemplo, una publicación que recientemente pude leer, resalta que las infraestructuras portuarias como el puerto de Tyne, que se ha destacado por tener astilleros especializados y una fuerza laboral que por décadas atendió plataformas petroleras, son ahora reconvertidos al servicio de la eólica marina (Equinor, 2023). En otras palabras, se garantiza el servicio en la cadena de suministros y servicio, pero ahora con otra visión. La gestión de riesgos y la logística en mares bravos son competencias que no se improvisan; se heredan de la industria fósil.
HyNet North West, Reino Unido
Este proyecto es más interesante que el anterior porque simboliza la economía circular aplicada a gran escala. De acuerdo con HyNet, 2022, se está reutilizando la infraestructura existente con la desincorporación de antiguos yacimientos de gas natural inactivos, transformándolos en depósitos de almacenamiento de CO₂ capturado de industrias locales, reactivando ahora los gasoductos de esos yacimientos para transportar hidrógeno bajo en carbono.
Desde el punto de vista técnico, se requiere de estudios geológicos detallados, certificaciones de integridad de pozos y la adaptación de compresores para adecuar las nuevas condiciones de operación. Desde el punto de vista económico, es una gran oportunidad ya que habilita una transición gradual y costo-eficiente sin mayores consecuencias y costes.
Casos emergentes en América Latina
Si bien es cierto que Europa lidera en el avance de energías alternativas con estos proyectos emblemáticos, en América Latina países como Chile y Brasil muestran un potencial creciente con acuerdos y contratos para aprovechar sus instalaciones. Chile, por ejemplo, está buscando adecuar sus puertos petroleros para plantas y módulos de hidrógeno verde, además de aprovechar los vientos francos y fuertes de la zona del estrecho de Magallanes. Brasil, por su parte, explora la reutilización de su experiencia offshore en el pre-sal para desarrollar energía eólica marina en el Atlántico Sur. Estos casos confirman que la narrativa no es eurocéntrica, sino global.
Confiabilidad
La construcción de infraestructuras renovables a gran escala no puede ser improvisada. Un parque eólico marino con vida útil de 25 a 30 años o una planta de hidrógeno verde en ambiente costero solo resultan viables si se garantiza su confiabilidad técnica. Y aquí es donde la disciplina de protección de materiales y la inspección se vuelve central.
El riesgo de la corrosión
Como se sabe, la corrosión es la principal amenaza para activos metálicos expuestos a ambientes marinos. En el caso de cimentaciones offshore, un diseño inadecuado de protección catódica puede acortar la vida útil de la estructura a menos de 10 años, con costos de reparación astronómicos. Esto es solo un ejemplo de la prevención que hay que tener para esta condición; pero en líneas generales, los programas contra la corrosión y su mitigación aplican para toda estructura que sea un activo en el proceso de producción.
¿Cuál sería el papel de la AMPP?
La Association for Materials Protection and Performance (AMPP), nació de la fusión de NACE International y SSPC, estableciendo normas sobre selección de materiales, recubrimientos epóxicos, sistemas de protección catódica y metodologías de monitoreo. Estas directrices, aunque poco visibles fuera del ámbito técnico, son determinantes para que proyectos multimillonarios sean financieramente viables. Se suma a ello que también la AMPP busca desarrollar algunos ensayos sobre Infraestructura civil y defensa, Geografías estratégicas e industrias emergentes, enmarcados en la industria de energía y gas, nuevas energías o energía renovable, todo sobre la base de la protección y rendimiento de materiales
El aporte de la ASNT
Por su parte, la American Society for Nondestructive Testing (ASNT) certifica las competencias de técnicos en ensayos no destructivos (END), tales como ultrasonido, radiografía industrial y partículas magnéticas, entre otros (ASNT, 2023). Estos ensayos funcionan como chequeos médicos de la infraestructura, asegurando que pequeñas fisuras o defectos no se conviertan en fallas catastróficas, garantizando la integridad y operatividad de los activos.
La sinergia de las organizaciones
Para un óptimo funcionamiento de los activos que se reutilizarán, es necesario unificar los criterios del aseguramiento de la calidad y confiabilidad. AMPP, a través de sus documentos, presenta las normas para controlar la corrosión en tuberías de CO₂, hidrógeno, así como en parques eólicos y plantas solares. Son directrices que reducen los costos, emisiones y fallas operativas. Al aplicarlas potencia la vida útil de los activos y refuerza la gestión confiable en energía.
La ASNT por su parte mantiene la actualización, la investigación y el desarrollo de los ensayos no destructivos con resultados verificados por personal calificado y certificados de acuerdo con sus requerimientos de inspección.
AMPP establece prevención desde el inicio y la ASNT asegura mantener esos estándares. Es confianza no solo técnica, sino precaución financiera considerando estas certificaciones como garantías de resiliencia, habilitando el flujo de capital hacia la transición.
¿Qué niveles de impacto se generan?
La transición desde regiones petroleras hacia renovables tiene consecuencias que trascienden lo local y configuran una nueva geopolítica energética. Incluso los niveles de impacto forman parte de esa relación de las áreas estratégicas de producción y mercadeo.
La diversificación y las cadenas de suministro
La emergencia de nuevos hubs de energía renovable, distribuidos en diferentes geografías, diversifica las fuentes y reduce la vulnerabilidad global ante crisis. Es importante que esto se impulse para poder garantizar que las nuevas energías tengan sentido para su funcionamiento.
Los nuevos mercados
El mundo siempre está buscando a través de sus investigadores y desarrolladores de proyectos, nuevas formas de mejorar la calidad de vida sin dañar el planeta. Desde el punto de vista económico, el desarrollo de turbinas de nueva generación, electrolizadores avanzados y sensores de monitoreo abre un mercado tecnológico de gran escala. Un informe de IRENA (2021) estima que el sector renovable para 2030 podrá crear más de 30 millones de empleos a nivel mundial, esto significa una gran oportunidad porque muchos de ellos son industriales y de alta cualificación.
La descarbonización en ese sentido no requiere destruir tejidos industriales, sino transformarlos. Por ejemplo, esto constituye un blueprint para países como Venezuela, Nigeria o Arabia Saudita, que enfrentan el dilema de depender de ingresos fósiles mientras buscan integrarse en la economía baja en carbono.
Conclusiones
En definitiva, la transición energética contrario a lo que se piensa, no es un salto al vacío, por el contrario, es una relectura en lo geopolítico y geoestratégico. Aprovechar las infraestructuras, el talento humano y la geografía que sostuvieron la era del petróleo hoy son los cimientos de una nueva matriz renovable. Proyectos como Dogger Bank y HyNet demuestran que la reconversión es técnica y económicamente posible, mientras que organismos como AMPP y ASNT garantizan la confiabilidad que hace viables las inversiones.
En última instancia, y para ser lo más objetivo y optimista posible, el legado petrolero no es un obstáculo, sino un aliado. La transición energética, podemos entenderla, en términos generales, como una recapacitación colectiva y una ingeniería de reconversión de las infraestructuras existentes para transformar tanto la economía local como la geopolítica global. El futuro mapa energético se convierte en un pronóstico de escenarios en el mediano plazo, en una plataforma para un sistema más resiliente, diversificado y sostenible.
Referencias
- ASNT. (2023). What is Nondestructive Testing? American Society for Nondestructive Testing. https://www.asnt.org/
- Equinor. (2023). Dogger Bank Wind Farm. https://www.equinor.com/energy/dogger-bank
- HyNet. (2022). What is HyNet? https://hynet.co.uk/
- International Energy Agency (IEA). (2021). Net Zero by 2050: A Roadmap for the Global Energy Sector. IEA Publications. https://www.iea.org/reports/net-zero-by-2050
- IRENA. (2021). Renewable Energy and Jobs – Annual Review 2021. International Renewable Energy Agency. https://www.irena.org/publications/2021/Oct/Renewable-Energy-and-Jobs-Annual-Review-2021