¿Cómo abordar los riesgos y oportunidades en el marco de un sistema de gestión de la calidad ISO 9001: 2015?

Uno de los requisitos más novedosos de la Norma ISO 9001: 2015, que puede ser motivo de dudas e inquietudes en las organizaciones que implementan su sistema de gestión de la calidad (SGC), según este estándar internacional; es sin lugar a dudas, el relacionado con el punto 6.1 sobre las acciones para abordar riesgos y oportunidades.
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Uno de los requisitos más novedosos de la Norma ISO 9001: 2015, que puede ser motivo de dudas e inquietudes en las organizaciones que implementan su sistema de gestión de la calidad (SGC), según este estándar internacional; es sin lugar a dudas, el relacionado con el punto 6.1 sobre las acciones para abordar riesgos y oportunidades. En el mismo, se discute la necesidad de planificar las acciones necesarias para hacer frente a los diferentes riesgos y oportunidades, integrando las acciones en el Sistema de Gestión de Calidad, y evaluando la eficacia de las mismas.

Resulta prudente puntualizar que la ISO 9000 en su versión del año 2015, define riesgo como el efecto de la incertidumbre; aun cuando, la definición formal de riesgo abarca la posibilidad de efectos negativos y positivos. Lo frecuente en la práctica es asociar la palabra “riesgo” con consecuencias negativas; mientras que una oportunidad es un evento del que existe una incertidumbre sobre si ocurrirá o no, y que puede afectar positivamente la consecución de objetivos o a la mejora continua del SGC.

Una de las más reiteradas dudas e inquietudes cuando implementamos sistemas de gestión de la calidad ISO 9001: 2015; es cómo, abordar este requisito, lo primero que debemos dejar claro; que los riesgos y oportunidades mencionados por la norma en referencia; son los que, impactan primordialmente la conformidad de los productos y servicios, la satisfacción del cliente y la mejora continua del SGC, en cambio, los relacionados con la continuidad del negocio (resultantes de desastres, causas naturales, coyuntura económica o financiera, entre otros.) y a otros aspectos de la vida de la organización, como temas ambientales y sociales, escapan de esta normativa.

El requisito no refiere la necesidad de la organización de desarrollar métodos formales o un proceso documentado de gestión del riesgo, ni establece ninguna herramienta específica a tal efecto. Sin embargo, en la práctica las distintas organizaciones deben desarrollar un esquema metodológico para implementar este requisito y llevarlo a cabo de una manera controlada.

Las organizaciones son libres de abordar este requisito como deseen, considerar eventuales requerimientos específicos de sus clientes o del sector donde operan. Por ejemplo, las normas de SGC de la industria automóvil y aeroespacial precisan la utilización de técnicas específicas como el Análisis de Modo de Falla y Efecto; el sector alimentario requiere APPCC entre otros. Pueden recurrir a métodos formales, cualitativos o cuantitativos, existentes y documentados como el análisis SWOT, o el muy extendido en la   Norma ISO 31000 o simplemente Riesgos y Oportunidades de acuerdo con su práctica.

En cualquier caso, las organizaciones deben asegurar que las prácticas o métodos por si adoptados garanticen consistencia y coherencia en los resultados obtenidos. De una forma sencilla, no existiendo prácticas formales y metodologías específicas adoptadas, la organización debe asegurar que los Riesgos y Oportunidades son determinados independientemente de quién y cuándo se analiza la información disponible y se establezcan acciones eficaces para abordarlos.

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