En el núcleo de toda infraestructura energética, ya sea una estación de compresión en tierra firme, un cruce de ductos en zona boscosa o una terminal marítima batida por la salinidad, hay una amenaza constante, silenciosa y muchas veces subestimada: la corrosión. Este fenómeno, que opera a nivel electroquímico, deteriora progresivamente metales expuestos al ambiente o al contacto con el suelo, comprometiendo la integridad estructural de equipos críticos y generando consecuencias que pueden ser catastróficas, tanto en términos operativos como financieros.
La corrosión atmosférica y la corrosión en el suelo representan dos de los frentes más agresivos para los activos industriales. Factores como la humedad constante, la salinidad del aire en zonas costeras, o la acidez de ciertos tipos de suelos, convierten estos entornos en campos minados para cualquier estructura metálica sin una protección adecuada. Las estructuras metálicas ubicadas en estas zonas son especialmente vulnerables si no se considera su protección desde el diseño. La exposición prolongada, sin recubrimientos especializados o estrategias de mitigación pasiva, puede traducirse en fallas inesperadas, paradas de planta no planificadas y pérdidas multimillonarias.
Comprender esta amenaza no es solo una cuestión técnica: es un llamado a tomar decisiones estratégicas fundamentadas en prevención, eficiencia y sostenibilidad. Este artículo explora precisamente ese enfoque.
Mecanismos de corrosión en ambientes expuestos
En condiciones reales de operación, la corrosión no es un fenómeno aislado: es el resultado de múltiples variables que interactúan en silencio, muchas veces de forma simultánea. Al abordar instalaciones expuestas al ambiente o enterradas, los mecanismos que desencadenan el deterioro metálico son diversos y complejos. Comprenderlos no es solo una cuestión académica, sino una necesidad operativa crítica para quienes gestionan activos que no pueden fallar. Véase este análisis comparativo de cómo distintos metales responden ante ambientes corrosivos severos.
Corrosión atmosférica: impacto del oxígeno y la humedad
La exposición constante al oxígeno y la humedad ambiental desencadena uno de los procesos de corrosión más comunes y persistentes: la corrosión atmosférica. En presencia de contaminantes industriales, niebla salina en zonas costeras o microclimas con alta humedad relativa, las superficies metálicas, especialmente los aceros al carbono, comienzan a formar óxidos que actúan como catalizadores del daño progresivo. Esta forma de ataque es particularmente severa en estructuras sin mantenimiento preventivo, sin estrategias de mantenimiento predictivo o con sistemas de recubrimiento deteriorados, convirtiéndose en una amenaza latente para plataformas, tanques y sistemas de soporte estructural.
La corrosión subterránea: interacción suelo-metal
Por debajo del nivel del suelo, la historia es diferente, pero igual de desafiante. La corrosión subterránea es el resultado de una interacción constante entre el metal y un entorno químicamente agresivo. Factores como el pH del terreno, la presencia de cloruros, sulfatos y la resistividad del suelo pueden acelerar procesos de deterioro que muchas veces pasan desapercibidos hasta que ya es demasiado tarde.
Especial atención merece la zona de interfase suelo-aire, donde la humedad cíclica y la exposición parcial pueden generar condiciones aún más agresivas. En estos escenarios, el desconocimiento del entorno geotécnico, la ausencia de mantenimiento predictivo y la falta de una estrategia de protección pasiva adecuada pueden comprometer seriamente la integridad a largo plazo de ductos, pilotes y estructuras enterradas.

Esta comparativa ilustra de forma contundente el impacto de aplicar o no una estrategia de protección pasiva. A la izquierda, una unión metálica expuesta a condiciones de alta humedad y contacto con el suelo húmedo muestra claros signos de oxidación. A la derecha, la misma geometría protegida con sistema de envoltura anticorrosiva mantiene su integridad visual y funcional. Una decisión técnica puede marcar la diferencia entre corrosión acelerada y activos preservados.
Estrategias pasivas de control de la corrosión
En entornos hostiles, la protección pasiva suele ser la defensa más fiable e inmediata contra la corrosión. Estas estrategias se basan en la creación de barreras físicas duraderas que aíslan el sustrato de los agentes corrosivos, ya sean atmosféricos o subterráneos. Para los operadores que gestionan activos en lugares remotos o zonas de alto riesgo, los sistemas pasivos ofrecen una solución rentable y de bajo mantenimiento que prolonga significativamente la vida útil sin necesidad de una supervisión constante.
A diferencia de los métodos activos, como la protección catódica, los sistemas pasivos requieren poca intervención una vez que han sido correctamente aplicados. Sin embargo, su éxito depende en gran medida de la calidad de la aplicación, la compatibilidad con las condiciones del sitio y el rendimiento sostenido frente a esfuerzos mecánicos y ambientales.
Importancia de la preparación superficial
Todo sistema de protección anticorrosiva comienza con el sustrato. Contaminantes como polvo, aceites, recubrimientos antiguos o capas de óxido deben eliminarse por completo para asegurar la correcta adherencia de las capas siguientes, como se detalla en nuestro artículo de preparación de superficies.
Según el entorno y el material, esto puede implicar limpieza mecánica, granallado o acondicionamiento químico. Omitir esta etapa crítica compromete toda la barrera protectora, provocando fallas prematuras, desprendimientos o corrosión oculta bajo el recubrimiento. La preparación de superficie no es una recomendación: es una exigencia técnica para garantizar la durabilidad a largo plazo y debe considerarse parte esencial de cualquier esquema de mantenimiento predictivo.
Aplicación de imprimadores y masillas
Los imprimadores y masillas cumplen una doble función en la protección pasiva: actúan como promotores de adherencia y como capas de relleno que se adaptan a superficies irregulares. Los imprimadores generan una interfaz de unión entre el metal y la capa superior, reforzando la resistencia frente a la humedad. Las masillas, generalmente formuladas a base de epóxicos o resinas, rellenan cavidades, suavizan cordones de soldadura y refuerzan geometrías vulnerables como bridas y uniones atornilladas.
En ambientes exigentes, como terminales offshore o tuberías enterradas en suelos ácidos, estas capas base son esenciales para asegurar que la protección exterior funcione correctamente. Algunos fabricantes especializados han desarrollado formulaciones adaptadas para condiciones específicas, desde alta humedad hasta sistemas aplicables en frío que no requieren calor ni equipos especiales para el curado. Estas tecnologías ofrecen confiabilidad incluso en condiciones de campo difíciles, y son herramientas fundamentales en el arsenal moderno de mitigación de corrosión.
Sistemas de recubrimiento y cintas de cera
Entre las soluciones pasivas más eficaces se encuentran los sistemas de recubrimiento basados en ceras microcristalinas. Estos materiales hidrofóbicos forman una barrera flexible y resistente al agua que se adhiere a superficies irregulares y conserva su integridad con el paso del tiempo. A diferencia de los recubrimientos rígidos, los sistemas con base en cera se adaptan a la expansión, vibración y ciclos térmicos sin agrietarse ni despegarse.
Las cintas de cera son especialmente útiles en aplicaciones de campo donde la preparación superficial puede ser limitada o donde las condiciones ambientales dificultan el uso de recubrimientos tradicionales. Son ampliamente utilizadas para proteger uniones de tuberías expuestas, conexiones bridadas y transiciones de camisas, zonas particularmente vulnerables a la entrada de humedad y a la corrosión por rendijas. Tras su aplicación, las cintas de cera se ajustan con firmeza al sustrato y se mantienen estables incluso en condiciones sumergidas o de temperaturas fluctuantes. También han demostrado gran eficacia en la protección de estructuras metálicas en zonas rurales o de difícil acceso.
Estos sistemas están ganando popularidad en sectores como petróleo y gas, marino y servicios públicos, donde la longevidad, la facilidad de aplicación y el bajo mantenimiento son requisitos innegociables. Al incorporar estos materiales y técnicas avanzadas, los gestores de activos pueden construir una estrategia robusta de defensa contra la corrosión adaptada a los desafíos del mundo real.
Casos industriales: Protección efectiva en campo
Garantizar la integridad de activos no es un desafío teórico; es una realidad diaria para ingenieros, jefes de mantenimiento y consultores que operan en ambientes de alta agresividad. Las lecciones más valiosas no se escriben en manuales, sino en campo: en estaciones de medición remotas, en ductos enterrados bajo terrenos impredecibles y en terminales marítimas azotadas por la salinidad y la humedad. Allí, la protección pasiva se convierte en la primera línea de defensa ante la corrosión.
Los sistemas probados en el campo desarrollados por Trenton Corporation, como las envolturas avanzadas a base de cera y los imprimadores especializados, han demostrado su eficacia a largo plazo en la conservación de componentes críticos en condiciones atmosféricas y subterráneas agresivas. Estas soluciones gozan de gran confianza en entornos operativos complejos en los que el tiempo de inactividad no es una opción, ya que ofrecen una durabilidad práctica y minimizan la necesidad de intervenciones disruptivas.
Protección en ductos enterrados
En zonas donde los ductos atraviesan suelos arcillosos, ácidos o con alto contenido de cloruros, la elección de una solución pasiva eficaz puede marcar la diferencia entre una operación estable y una pérdida millonaria por fuga o fallo estructural. Un enfoque probado ha sido la implementación de sistemas compuestos por imprimadores de alto desempeño, masillas de relleno y envolturas externas resistentes a la humedad del terreno.
En este contexto, múltiples operadores han adoptado tecnologías que emplean cintas protectoras a base de cera microcristalina, aplicadas en combinación con imprimadores penetrantes. Una de las soluciones más reconocidas en este ámbito es el sistema Wax-Tape® de Trenton Corporation, el cual ha demostrado resultados sobresalientes en estaciones de medición, válvulas enterradas y cruces críticos, incluso bajo condiciones de alta humedad y suelos agresivos. Su facilidad de instalación y su comportamiento estable frente a ciclos térmicos y químicos las convierten en una herramienta clave para el mantenimiento predictivo y la gestión de riesgo.
Ambientes marítimos e industriales
En instalaciones costeras o zonas portuarias, la alta salinidad y la humedad constante crean un entorno muy agresivo. A esto se suma la contaminación atmosférica que se encuentra en complejos petroquímicos o refinerías. En estos entornos, la protección pasiva debe resistir no solo la corrosión electroquímica, sino también los impactos físicos y las vibraciones. En este caso, los revestimientos externos como MC Outerwrap o Poly-Ply, desarrollados por Trenton Corporation, actúan como barreras mecánicas que complementan los sistemas anticorrosión internos.
Los sistemas Wax-Tape® de Trenton Corporation han demostrado de forma constante su eficacia en la protección de estructuras expuestas, como soportes de tuberías, juntas con bridas y zonas de transición, especialmente en entornos marinos e industriales hostiles, donde la durabilidad y la facilidad de aplicación son fundamentales.

Estas alternativas no solo preservan la infraestructura, sino que fortalecen la toma de decisiones basada en datos, al integrarse con rutinas de inspección, mantenimiento planificado y estrategias de mantenimiento predictivo. Una estrategia pasiva bien implementada es, al final del día, una inversión en resiliencia operativa.
Esta breve demostración muestra cómo el sistema Wax-Tape® de Trenton Corporation se puede aplicar de manera eficiente a una tubería recta. Su flexibilidad permite a los técnicos trabajar con confianza en condiciones de campo difíciles sin necesidad de equipos especializados.

Procedimientos de aplicación de las bandas anticorrosivas Wax-Tape.
Ventajas de la protección pasiva frente a alternativas activas
En la gestión moderna de integridad, elegir entre protección pasiva o activa no es solo una cuestión técnica, sino estratégica. Las soluciones pasivas, como recubrimientos avanzados y envolturas anticorrosivas, ofrecen una ventaja significativa en términos de mantenimiento y monitoreo: requieren una intervención mínima y operan sin depender de fuentes externas de energía o sistemas de monitoreo continuo.
A diferencia de la protección catódica que necesita diseño eléctrico, inspección periódica y ajustes constantes para mantener su efectividad, los sistemas pasivos actúan como barreras físicas inmediatas, reduciendo la exposición del metal al ambiente agresivo. Esto se traduce en menores costos operativos, menor necesidad de personal especializado en campo y una reducción significativa del riesgo de fallas por descuido o desconexión. Las estructuras metálicas en operación continua se benefician especialmente de este tipo de protección no intrusiva.
Cuando se considera el costo del ciclo de vida completo, las soluciones pasivas bien implementadas no solo son competitivas: son más eficientes y sostenibles a largo plazo, especialmente en zonas remotas o de difícil acceso.
Conclusiones
La corrosión no da segundas oportunidades. Una vez que se inicia el deterioro estructural de una línea crítica o un soporte metálico, revertir el daño se convierte en una operación costosa, invasiva y, muchas veces, de alto riesgo. Por tal motivo, las elecciones presentes sobre recubrimientos, imprimadores o sistemas de envoltura no son simples detalles técnicos: son elecciones estratégicas con impacto directo en la sostenibilidad y la continuidad operativa.
Fomentar una visión preventiva basada en la protección pasiva y el mantenimiento predictivo significa anticiparse a los escenarios más agresivos y complejos. Significa operar con visión de futuro, donde cada barrera aplicada representa horas de producción ganadas, incidentes evitados y activos preservados. Y, sobre todo, significa asumir el compromiso técnico de cuidar estructuras que deben resistir años de exposición sin comprometer su función ni seguridad.
Proteger desde el inicio es operar con inteligencia. Elegir sistemas adaptados al entorno, como los desarrollados por expertos como Trenton Corporation, es dar un paso firme hacia una gestión más resiliente, rentable y sostenible del ciclo de vida de los activos industriales. Esta visión es aún más relevante frente al desafío de estructuras metálicas que soportan procesos estratégicos o entornos altamente corrosivos.
Referencias
- ISO 9223:2012 — Corrosion of metals and alloys — Corrosivity of atmospheres — Classification, determination and estimation.
- NACE SP0508-2017 — Standard Practice for External Corrosion Direct Assessment (ECDA) Methodology
- Revie, R. W., & Uhlig, H. H. (2008). Corrosion and Corrosion Control (4th ed.). Wiley.
- About Corrosion Standards.
- NACE SP0169 and its role in external corrosion control in pipelines https://inspenet.com/en/articulo/nace-and-its-role-in-corrosion-control
FAQ’S sobre protección pasiva contra la corrosión
¿Cuál es la diferencia clave entre protección pasiva y protección catódica?
La protección pasiva utiliza recubrimientos, imprimadores y envolturas para aislar el metal del medio corrosivo. No necesita energía externa ni monitoreo constante. En cambio, la protección catódica aplica corriente eléctrica para reducir el potencial de corrosión, lo que implica sistemas activos, mantenimiento especializado y monitoreo continuo. En entornos remotos o de difícil acceso, la protección pasiva es una solución más simple y sostenible.
¿Qué ventajas ofrece la protección pasiva en zonas de difícil acceso?
En ubicaciones como estaciones de medición remotas, ductos enterrados o instalaciones offshore, donde el mantenimiento regular es costoso o complejo, los sistemas pasivos reducen la necesidad de intervención. Tecnologías como el sistema Wax-Tape® de Trenton Corporation permiten una aplicación rápida, sin necesidad de limpieza abrasiva ni condiciones especiales, extendiendo la vida útil sin afectar operaciones.
¿Cómo saber si mi activo requiere protección anticorrosiva especializada?
Se deben evaluar factores como ubicación geográfica, tipo de suelo, exposición a humedad o niebla salina, y accesibilidad para mantenimiento. Activos críticos en zonas costeras, suelos ácidos o infraestructura expuesta al intemperismo requieren estrategias adaptadas, como imprimadores de alto desempeño y recubrimientos de cera microcristalina.
¿Es necesario preparar la superficie antes de aplicar una solución pasiva?
Sí. Aunque algunos sistemas como Wax-Tape® permiten aplicación en superficies con mínima preparación, se recomienda remover contaminantes visibles para mejorar la adherencia y evitar fallas prematuras. La preparación superficial, incluso sin granallado, es una etapa crítica dentro del ciclo de mantenimiento predictivo.
¿Qué tipo de mantenimiento requiere un sistema pasivo bien implementado?
En general, los sistemas pasivos requieren inspección visual periódica, especialmente en puntos vulnerables como bridas, uniones soldadas y zonas de contacto suelo-aire. Su diseño apunta a minimizar intervenciones, siendo ideales para operaciones de larga duración con recursos limitados para mantenimiento in situ.