Los Krautkrämer hicieron historia en la inspección

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Introducción

A continuación presentaremos la historia de Dr. Josef y Herbert Krautkrämer, considerado el padre de los Ensayos No Destructivos. Es septiembre de 1945, la guerra ha terminado y Alemania es finalmente derrotada, fue ocupada militarmente por los ejércitos aliados, dividiéndose el territorio en cuatro zonas autónomas de ocupación, bajo el mando unificado de un Consejo Aliado de Control.

El plan inicial era reunificar el país, pero la creciente tensión entre los Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS) en el marco de la Guerra Fría, causó que cada día la economía y la producción de ese país decreciera. En el año 1946, El cierre de la universidad continúa y algunas de ellas permanecen en ruinas, como, por ejemplo: la Universidad de Colonia, donde dos hermanos, uno de ellos profesor y el otro alumno, decidieron iniciar un emprendimiento montando un taller para reparación de artefactos eléctricos.

Alquilaron un garaje y colocaron un letrero donde rotularon: “Compañía de Electrofísica” para la reparación y desarrollo de todo tipo de instrumentos de medición física.  Sin embargo, debido a que no recibieron  solicitudes de trabajo decidieron realizar el cierre del taller. 

Desafío del Dr. Josef y Herbert Krautkrämer

La empresa Krupp-WIDIA contacta a los hermanos y les propone desarrollar un método de prueba no destructiva que disminuyera la tasa de rechazo de sus productos. El proyecto era sencillo; pero no resultaba fácil. Se trataba de troqueles de trefilado de carburo metálico que, en muchos casos, presentaban orificios y poros justo debajo de la superficie del material.

Estos defectos no se revelaban hasta el proceso de rectificado, el trabajo no resultaba económicamente rentable y suponía una gran pérdida de tiempo. ¿Cómo es posible detectar tales defectos de material antes de cualquier procesamiento posterior de los componentes? La técnica más apropiada en ese entonces era efectuar análisis por Rayos X; sin embargo, no representaba el método más adecuado por lo costoso de su aplicación, y no se podía detectar la acumulación más grande de poros.

Este era un desafío para los físicos Krautkrämer, y su respuesta fue el desarrollo de un instrumento ultrasónico que opera según el método de transmisión continua, un principio que, aunque ya se describió en su momento con algunas publicaciones científicas, aún no se había aplicado con éxito en condiciones de campo. Sin embargo, funcionó, pero las pruebas tomaban demasiado tiempo y ellos se exigían un mejor rendimiento. Eso fue solo el inicio en ultrasonido, porque el verdadero avance de sus investigaciones estaba por llegar.

Los Krautkrämer fueron desarrollando más equipos y mejorando las técnicas. En el año 1949, descubrieron el fascinante mundo de los ecos a medida que ampliaron aún más sus ideas y finalmente construyen un detector de fallas; en el cual, las señales ultrasónicas transmitidas al componente se muestran en una pantalla osciloscópica.

En agosto de 1949, se celebró en Düsseldorf una reunión de la Verein Deutscher Eisenhüttenleute (Asociación de Trabajadores Alemanes del Hierro), donde presentaron su avanzado detector ultrasónico de defectos, el primer instrumento alemán de este tipo y un típico “producto Krautkrämer” con todos los fragmentos y piezas.

Presentaba todas las características que señalan el camino a seguir para el proceso posterior, es decir: “alta sensibilidad, alta resolución, visualización de defectos que miden solo un milímetro a una profundidad de menos de diez milímetros (visualización de radiofrecuencia con un rango de 50 milímetros), frecuencia de repetición de pulsos de hasta 1000 Hertz y portátil, con un peso de alrededor de 20 kilogramos”. En el año 1949 se desarrollan los primeros detectores ultrasónicos de fallas de Krautkrämer.

Actualmente, el avance de estos equipos va acorde con el desarrollo de otras tecnologías. Por ejemplo, lo más reciente de Krautkrämer es el USM 100, un equipo que brinda a los expertos en pruebas de ultrasonido una facilidad de uso sin precedentes, con una interfaz moderna e intuitiva y función similar a la de un teléfono inteligente. Su pantalla LCD de alta resolución de 7” es táctil.

Este dispositivo puede ser utilizada con guantes bajo cualquier condición climática y de iluminación. Su bajo peso contribuye aún más a su ergonomía bien equilibrada, e incluso los registros de las mediciones realizadas en campo, pueden ser transmitidos directamente del equipo por internet a la nube y enviarlos a la base de datos del informe correspondiente de lo inspeccionado.

También está el Mentor Flex, un nuevo equipo para la inspección visual cuyas bondades se resumen en la precisión y exactitud de las mediciones y que permite consolidar la verificación del resultado de la inspección, con un proceso estandarizado y una extraordinaria facilidad para la evaluación.

Referencias bibligráficas: https://www.testekndt.net/la-historia-de-krautkramer-y-como-empezo-todo/

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