Inspenet, 26 de julio 2023.
La compañía suiza Destinus está trabajando en un modelo experimental de avión hipersónico propulsado por hidrógeno que podría volar a una velocidad cinco veces superior a la del sonido con el objetivo de reducir los tiempos de vuelo.
Esta fue fundada por el físico ruso y emprendedor en serie Mikhail Kokorich y está concentrando sus esfuerzos en el desarrollo de este prototipo de avión que utiliza hidrógeno como combustible y tiene la capacidad de alcanzar velocidades de Mach 5 o más, es decir, más de 6.000 km/h.
Esto quiere decir que podrías ir de Alemania a Australia en poco más de 4 horas o de Londres a Nueva York en solo 90 minutos.
Para alcanzar estas velocidades, el avión operaría a altitudes superiores a los 50 km, en la parte más alta de la atmósfera terrestre, donde la resistencia es significativamente menor. También utilizaría motores turborreactores de hidrógeno para despegar y aterrizar y un motor cohete ramjet separado para alcanzar velocidades extremadamente altas.
Destinus asegura que el avión no generaría emisiones de carbono, ya que liberaría únicamente calor y vapor de agua.
Según el plan de Kokorich, el primer avión de Destinus, con capacidad para transportar a 25 pasajeros en trayectos de hasta 7,500 km, estará listo para finales de esta década. Luego, la compañía planea desarrollar aviones progresivamente más grandes, con capacidad para 100 pasajeros o más.
Durante los últimos años, la compañía ha estado llevando a cabo pruebas de vuelo con sus aviones prototipo y el año pasado anunció el éxito de los vuelos de prueba de su segundo prototipo, el Eiger, en un aeropuerto cercano a Múnich.
Recientemente la empresa también obtuvo dos subvenciones del Ministerio de Ciencia español por un valor total de 27 millones de euros. La primera subvención de 12 millones de euros ayudará a financiar el desarrollo de una instalación de pruebas de motores de hidrógeno cerca de Madrid, donde se probará el prototipo de avión de la compañía; mientras que la segunda subvención, de 15 millones de euros, financiará la investigación de sistemas de propulsión alimentados por hidrógeno líquido.
“Estamos encantados de que nos hayan concedido estas ayudas, sobre todo porque son una clara señal de que Destinus está alineada con las líneas estratégicas de España y Europa para avanzar en el vuelo con hidrógeno”, ha declarado Davide Bonetti, Vicepresidente de Desarrollo de Negocio y Productos de Destinus.
El desarrollo del avión hipersónico aún tiene retos que enfrentar
Los aviones propulsados por hidrógeno se encuentran en una etapa temprana de desarrollo y han enfrentado diversos desafíos desde su inicio. El hidrógeno líquido tiene una densidad cuatro veces menor que el combustible de aviación, lo que implica la necesidad de contar con depósitos de combustible más grandes y una capacidad de almacenamiento cuatro veces mayor a bordo.
Además, en la actualidad, el hidrógeno es aproximadamente 20 veces más costoso que el combustible de aviación convencional y es poco probable que su precio se vuelva competitivo en esta década. Así mismo, los aeropuertos internacionales deberían construir infraestructuras de hidrógeno desde cero para acomodar las nuevas aeronaves, un esfuerzo que difícilmente llevarán a cabo sin garantías de rentabilidad.
La situación se complica aún más al intentar llevar estos aviones a velocidades hipersónicas. Aunque ya se han realizado pruebas exitosas de vuelos hipersónicos, como el avión experimental no tripulado X-43 de la NASA en 2004, que alcanzó Mach 9.6, los viajes comerciales a estas velocidades aún están muy lejos de ser viables. Los desafíos técnicos y la comprensión incompleta de cómo construir aviones capaces de soportar el intenso calor a esas velocidades son obstáculos importantes.
A pesar de estos desafíos, los inversores siguen interesados en la tecnología hipersónica y los fondos de capital riesgo están invirtiendo grandes sumas en nuevas empresas del sector. Incluso las aerolíneas se suman a la carrera por la supervelocidad, como el caso de American Airlines, que se comprometió a comprar aviones Overture Jets desarrollados por la startup Boom Supersonic.
Los investigadores también están trabajando para superar los obstáculos técnicos. Por ejemplo, científicos de la Universidad RMIT de Melbourne han desarrollado catalizadores impresos en 3D que podrían impulsar el vuelo hipersónico y actuar como agentes refrigerantes para combatir el extremo calor generado durante el vuelo.
Aunque la realidad presenta desafíos, el interés y los esfuerzos por alcanzar la tecnología hipersónica continúan en marcha.