Por: Dra. Franyi Sarmiento, Ph.D., Inspenet, 20 de abril 2022.
La producción petrolera de los Estados Unidos alcanzó en enero de 2022 un nivel sobre los 11,3 millones de barriles diarios, un crecimiento de 3,7% (una variación en números absolutos de 315.000 barriles diarios) con respecto al mismo mes de 2021 cuando el presidente Joe Biden tomó posesión.
El repunte de esta producción se dio principalmente a los proyectos de shale oil (petróleo en lutitas) que utilizan la tecnología del fracking o fractura hidráulica sobre todo en los estados de Nuevo México y Texas, cuya producción se elevó en un año en 253.000 y 206.000 barriles, respectivamente.
De esta forma, la producción de Texas alcanzó los 4,8 millones de barriles diarios mientras que, los de Nuevo México llegaron a más de 1,3 millones de barriles diarios. Este último, desplazando a Dakota del Norte cuyo volumen de extracción permaneció estancado en alrededor de un millón de barriles por día.
En promedio, las tres cuartas partes de la producción petrolera estadounidense está en yacimientos de shale oil, sin que exista la tendencia a la reducción como esperaban grupos ambientales que apoyaron la opción de Biden en las elecciones presidenciales de Estados Unidos porque tenía una oferta dirigida más a estimular a energías renovables frente a las provenientes de hidrocarburos.
En enero de 2021, la producción de shale oil había descendido a 7,5 millones de barriles diarios y un año después se anota un ascenso a 8,3 millones de barriles, lo que implica un alza entre 10% y 11%, que en números absolutos equivalen casi a 800.000 barriles diarios adicionales.