En una investigación reciente, un equipo de científicos del Boston College ha demostrado que una bacteria acidófila, conocida como Acidithiobacillus ferrooxidans, puede alimentarse de residuos de baterías usadas. Este hallazgo podría transformar el reciclaje de baterías al eliminar la necesidad de productos químicos tóxicos y procesos intensivos en energía.
La bacteria, comúnmente hallada en entornos extremadamente ácidos, tiene la capacidad de producir protones como parte de su metabolismo. Estos protones son esenciales para extraer materiales de los electrodos de las baterías gastadas, como litio, cobalto o manganeso. Lo más destacado es que el microorganismo puede prosperar utilizando materiales presentes en las baterías reales, como el hierro o incluso el acero inoxidable.
Según los investigadores, el empleo de acero inoxidable en lugar de hierro puro resultó aún más efectivo, lo que representa una ventaja significativa al considerar la composición habitual de las baterías comerciales. La bacteria no solo se adapta a esa fuente de alimentación sino que mantiene su capacidad de lixiviar los componentes catódicos.
Reciclaje de baterías sin productos químicos y sin transporte
Tradicionalmente, el reciclaje de baterías requiere altas temperaturas, transporte de materiales peligrosos y procesos complejos. Este nuevo enfoque biológico elimina muchos de esos pasos, haciendo posible un proceso local, limpio y energéticamente eficiente. La ausencia de necesidad de sulfato, revelada en los experimentos, refuerza aún más la viabilidad del modelo autosuficiente.
El profesor Dunwei Wang, químico del Boston College, explicó que esta estrategia permite que la bacteria Acidithiobacillus ferrooxidans use como nutriente al propio metal de la batería, mientras que el profesor Babak Momeni, experto en ecología microbiana, se encargó del cultivo bacteriano y su adaptación a distintas fuentes de hierro.
Una solución microbiana para una crisis global
La acumulación creciente de baterías agotadas representa una amenaza ambiental y un desafío logístico. La posibilidad de reciclarlas in situ con ayuda de microorganismos reduce la dependencia de tecnologías industriales centralizadas y abre camino a soluciones descentralizadas en comunidades, laboratorios y centros de reciclaje locales.
Los investigadores ya trabajan en optimizar la eficiencia del proceso mediante evolución adaptativa de las bacterias. También están desarrollando prototipos de baterías fabricadas con los materiales recuperados, para validar que ofrecen el mismo rendimiento que las fabricadas con insumos vírgenes.
Esta convergencia entre microbiología y tecnología energética plantea una visión esperanzadora: usar la vida microscópica como herramienta clave en la transición hacia una economía circular más limpia y eficiente.
Fuente: Universidad de Boston vía Eureka
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