Michaela Hissa, investigadora de la Universidad de Vaasa, ha demostrado que es posible emplear combustibles elaborados a partir de residuos industriales, como alternativa real para reducir el impacto ambiental en motores de alta potencia.
Los combustibles derivados a partir de residuos industriales
Ante la imposibilidad de renovar a corto plazo la vasta flota de motores existentes, surgen opciones como los combustibles de sustitución directa, compatibles con los sistemas actuales sin necesidad de modificaciones. Entre ellos resaltan la nafta renovable, derivada del tall oil crudo generado en la industria papelera, y el gasóleo marino producido a partir de aceites lubricantes usados.
La investigación reveló que al mezclarse con diésel, la nafta renovable permite una combustión más limpia, reduciendo el humo. Por su parte, el gasóleo marino disminuye las emisiones de hidrocarburos y monóxido de carbono. Ambos contribuyen a una reducción notable de partículas en suspensión, responsables de efectos nocivos para la salud.
Los motores marinos y de maquinaria todoterreno requieren soluciones eficientes compatibles con exigencias operativas extremas. Estos combustibles cumplen ese rol sin comprometer rendimiento, según Hissa. Además, al provenir de fuentes secundarias como residuos peligrosos o subproductos forestales, aportan un valor adicional en términos de economía circular.
La industria forestal finlandesa dispone de una base operativa para la producción de combustibles derivados de la madera. Sin embargo, su implementación a escala dependerá de factores como la disponibilidad continua de materia prima, la rentabilidad de los procesos de refinado y la competitividad en costos frente a combustibles convencionales.
Fuente y foto: University of Vaasa