En un avance significativo para la sostenibilidad agrícola, un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford y la Universidad Rey Fahd de Petróleo y Minerales en Arabia Saudita, han desarrollado un dispositivo capaz de producir amoníaco del aire. Este componente esencial en la producción de fertilizantes se obtiene mediante un proceso que utiliza energía eólica, lo que podría transformar la industria agrícola y reducir su huella de carbono.
El amoníaco es un ingrediente clave en los fertilizantes utilizados para alimentar a la creciente población mundial. Sin embargo, la producción tradicional de amoníaco, que depende de la combinación de nitrógeno e hidrógeno a altas presiones y temperaturas, consume una gran cantidad de energía y es responsable de un significativo porcentaje de las emisiones globales de CO₂. La nueva tecnología, que opera a temperatura ambiente y presión atmosférica estándar, promete cambiar este panorama al ofrecer una alternativa más limpia y eficiente.
¿Cómo funciona el dispositivo?
El dispositivo funciona aprovechando el nitrógeno y el hidrógeno presentes en el aire y el vapor de agua, sin necesidad de fuentes de energía externas. Al pasar aire a través de una malla recubierta de un catalizador específico, se produce amoníaco que puede ser utilizado como fertilizante. Este proceso es más económico y limpio y además permite a los agricultores generar fertilizantes directamente en el lugar, eliminando la dependencia de métodos de producción centralizados y de largo alcance logístico.
Este avance abre la puerta a una forma más ecológica y descentralizada de producir amoníaco, lo que podría revolucionar la agricultura.
Afirma Richard Zare, profesor de Química en Stanford y autor principal del estudio.
Amoníaco del aire transforma la sostenibilidad agrícola
Los investigadores también han observado que el dispositivo tiene un gran potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura. Actualmente, esta industria representa alrededor de un tercio de todas las emisiones globales de carbono, principalmente debido al uso intensivo de fertilizantes sintéticos y combustibles fósiles.
Este enfoque reduce drásticamente la huella de carbono de la producción de amoníaco, lo que tiene el potencial de transformar la sostenibilidad de la agricultura global.
Según Xiaowei Song, coautor del estudio y científico en química en Stanford,
Además de su aplicación en fertilizantes, el amoníaco verde también se ve como una fuente potencial para almacenar y transportar energía renovable, un área clave en la transición hacia fuentes de energía más limpias.
Un dispositivo listo para el mercado
Los investigadores planean comercializar el dispositivo en los próximos dos o tres años. Según Chanbasha Basheer, coautor del estudio, el próximo paso será escalar la tecnología para producir mayores cantidades de amoníaco, con la esperanza de que, eventualmente, pueda ser integrado en sistemas agrícolas en todo el mundo.
Estamos en las primeras etapas, pero el potencial para desarrollar esta tecnología es enorme.
Comenta Basheer.
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Fuente: Universidad de Stanford
Foto: Science | Universidad de Stanford