La historia de la gasolina con plomo es una de las tragedias ambientales y de salud más devastadoras del siglo XX. A pesar de que la adición de este compuesto a los combustibles fue inicialmente promovida como una solución para mejorar el rendimiento del motor, sus efectos en la salud humana fueron ignorados por décadas.
Hoy, un nuevo estudio revela las consecuencias catastróficas de esta práctica, señalando que la exposición al plomo en la infancia ha sido responsable de al menos 151 millones de casos de trastornos psiquiátricos solo en Estados Unidos.
El origen de la tragedia
En 1922, la industria automotriz introdujo el plomo en los combustibles para mejorar la combustión y evitar el golpeteo en los motores. Aunque se sabía desde la antigüedad que el plomo era altamente tóxico, el químico Thomas Midgley Jr., respaldado por poderosas industrias, promovió su uso sin considerar las graves repercusiones para la salud pública. El plomo se liberó al ambiente y penetró en los organismos humanos a través de la inhalación de sus partículas, afectando especialmente a los niños.
El estudio reciente ha establecido una relación directa entre la exposición al plomo durante el desarrollo cerebral y una amplia variedad de trastornos psiquiátricos. Y según Infobae, trastornos como la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia fueron identificados como algunos de los efectos más comunes en la población expuesta.
Los investigadores también señalaron que más de la mitad de la población estadounidense en 2015 había estado expuesta a niveles peligrosos de plomo en la sangre durante su infancia, lo que dejó huellas indelebles en su salud mental.
Gasolina con plomo y sus efectos en la salud mental
Los efectos del plomo se manifestaron en trastornos clínicos y también generaron un aumento en los niveles de psicopatología general, afectando a generaciones enteras. Un patrón interesante se observó en la relación entre la exposición al plomo y el aumento de la criminalidad.
Durante la misma época en que la exposición al plomo alcanzaba su punto máximo, también se registraron picos en las tasas de criminalidad. Los estudios han demostrado que este vínculo es más que una coincidencia, y que la exposición temprana al plomo afectó la conducta social y criminal de muchas personas.
Un futuro más limpio, pero con desafíos persistentes
A pesar de la prohibición de la gasolina con plomo en 1996 en Estados Unidos, los efectos negativos de esta práctica siguen presentes en la sociedad. Los residuos de plomo permanecen en el ambiente, especialmente en áreas con tuberías de plomo o suelos contaminados. Además, en muchos países en desarrollo, la exposición al plomo sigue siendo una amenaza crítica, con millones de niños aún en riesgo.
Aunque la eliminación de la gasolina con plomo ha sido uno de los mayores avances en salud pública, la deuda ambiental y social de esta decisión sigue pesando sobre las generaciones actuales. Para mitigar sus efectos, es esencial que se eliminen las fuentes restantes de contaminación por plomo, protegiendo así a las generaciones futuras de este legado tóxico.
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Fuente: ACAMH
Foto: Shutterstock