La NASA avanza en el desarrollo del telescopio espacial Nancy Grace Roman al completar una serie de pruebas ambientales rigurosas en su sistema de parasol, denominado Deployable Aperture Cover (DAC). Este dispositivo ha sido diseñado específicamente para proteger el telescopio de la “luz no deseada” y garantizar la claridad de las observaciones en el espacio. Estas pruebas son importantes para la fase final de evaluaciones del parasol, acercando el proyecto a la etapa de integración con otros subsistemas de Roman, programada para el próximo otoño.
Las pruebas del telescopio espacial Nancy Grace Roman
El parasol, creado en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, ubicado en Greenbelt, Maryland, se distingue por su innovador diseño. A diferencia de las cubiertas rígidas utilizadas en telescopios anteriores como el Hubble, el DAC está compuesto por dos capas de mantas térmicas reforzadas. Durante el lanzamiento, permanecerá plegado y, una vez en el espacio, se desplegará mediante un conjunto de tres brazos activados electrónicamente. Esta característica es especialmente desafiante de modelar y predecir, como explicó Matthew Neuman, ingeniero mecánico del proyecto en Goddard, quien destacó la importancia de las pruebas físicas para confirmar la funcionalidad del sistema.
En su primera prueba ambiental, el parasol fue sometido a condiciones que emulan el entorno espacial, dentro del Simulador de Entorno Espacial Goddard de la NASA. Este simulador, una cámara que puede alcanzar presiones extremadamente bajas y un amplio rango de temperaturas, permitió a los técnicos replicar las condiciones que experimentará el DAC una vez en órbita.
Durante la prueba, el parasol fue expuesto a temperaturas extremadamente frías, descendiendo hasta menos 94 grados Fahrenheit (menos 70 grados Celsius), asegurando que el dispositivo funcione incluso en circunstancias inesperadamente severas. Al final de la prueba, los técnicos activaron su despliegue, y en aproximadamente un minuto, el parasol se desplegó con éxito, demostrando su robustez en un entorno simulado del espacio.
Estas pruebas eran consideradas las más desafiantes por el equipo de ingenieros. Según Brian Simpson, jefe de diseño del proyecto en Goddard, uno de los mayores temores era que el material del parasol se congelara, impidiendo su despliegue adecuado, lo que comprometería la misión del telescopio. Un despliegue parcial o fallido del parasol, podría haber tenido consecuencias graves, bloqueando la vista del telescopio y limitando las capacidades científicas de la misión.
Tras superar la prueba de vacío térmico, el parasol fue sometido a una evaluación acústica, diseñada para simular los intensos ruidos y vibraciones que experimentará durante el lanzamiento. Durante esta prueba, el dispositivo, aún plegado, fue colocado en una cámara acústica equipada con bocinas gigantes y micrófonos para monitorizar los niveles de sonido. Los técnicos aumentaron el nivel de ruido hasta un máximo de 138 decibeles, una intensidad comparable al despegue de un avión a reacción. El resultado fue exitoso, con el parasol soportando la prueba sin sufrir daños estructurales.
El hardware del telescopio espacial Roman. Fuente: NASA Goddard
Por otra parte, Brian Simpson resaltó la satisfacción del equipo al finalizar esta fase crítica de pruebas. Después de casi un año dedicado a la construcción del conjunto de vuelo, el equipo ahora avanza hacia las etapas finales del proyecto. Estas últimas evaluaciones se enfocarán en medir la frecuencia natural del parasol y su respuesta a las vibraciones del lanzamiento. Una vez completadas, la cubierta de apertura desplegable se integrará con el cañón exterior y el parasol del panel solar.
¡Síguenos en las redes sociales y no te pierdas ninguna de nuestras publicaciones!
YouTube LinkedIn Facebook Instagram X
Fuente y foto: NASA