Por: Ariana Méndez Lugo – INSPENET, 16 de diciembre 2021
El triunfo del Partido Laborista en Noruega, teniendo como aliados a los ecologistas, mantiene una diatriba entre decidir si seguir produciendo petróleo ante el cambio climático o parar y arriesgar la prosperidad del mayor productor de Europa occidental.
Las elecciones legislativas en Noruega, desarrolladas el 13 de septiembre, encaminaron al país a un cambio de gobierno tras dos períodos legislativos que mantuvo el ala conservadora. Pero para comprender por qué el tema petrolero fue el ruido en estas votaciones, es preciso saber que Noruega es un país rico, con un fondo de 1.200.000 millones de euros, lo que representa la mayor reserva del mundo y esa prosperidad económica se la otorga el oro negro; pues, es el mayor productor petrolero de Europa occidental y en pandemia, ha manejado muy bien sus indicadores puesto que el desempleo se ha mantenido bajo el 5%.
Dadas las implicaciones mundiales, en el ambiente circula un cuestionamiento que se basa en determinar si Noruega, debe seguir produciendo petróleo y contribuir con el deterioro climático o está obligada a paralizar la producción. Ante la victoria del Partido Laborista, sus aliados los ecologistas, exigen detener la explotación petrolera sin embargo, esta tolda de centroizquierda no tiene previsto menoscabar la industria petrolera ante el cambio climático, porque su fin es resguardar el sector que genera sobre el 40% de las exportaciones, emplea a unas 160 mil personas y representa el 14% del PIB (Producto Interno Bruto)
Aun cuando el petróleo es el principal responsable del cambio climático, éste ha permitido al país escandinavo financiar un estado de bienestar que incluye relevantes medidas para preservación del clima como adquisición de vehículos eléctricos, protección de bosques y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2).