Introducción
El sistema energético mundial está actualmente en una conversión crítica, enfrentando retos tanto ambientales como económicos debido a su dependencia de los combustibles fósiles. Esta realidad ha dado lugar a una crisis ambiental global, manifestada en el cambio climático y la degradación de los ecosistemas, lo que subraya la urgencia de un cambio radical en la manera de producir energía. Frente a esta situación, surge la necesidad de replantear el status quo energético orientándose hacia un futuro más limpio.
Las energías renovables, como la solar, eólica e hidroeléctrica, entre otras, representan soluciones viables y eficientes. Estas alternativas no solo prometen reducir la huella de carbono y mejorar la seguridad energética, sino que también contribuyen a una economía más resiliente. En este artículo, se expresa la actualidad de este del sector, se evalúa el impacto de las fuentes de energía convencionales y renovables, y se discute cómo la transición a energías renovables está moldeando el panorama energético global.
¿Qué es el status quo energético?
Es el estado de las cosas o como están ocurriendo en un determinado momento. En el contexto energético, se ha centrado tradicionalmente en la prevalencia y dependencia de los combustibles fósiles y sus infraestructuras relacionadas; y como el cambio hacia energías más sostenibles y renovables representan una mejora significativa. Las estructuras tradicionales del mercado energético han estado arraigadas a fuentes de energía tradicionales, pero el status quo en el sector de las energías alternativas muestra un panorama variado y en constante avance.
Ante estos desafíos, las fuentes de energías alternativas, como la solar, eólica, geotérmica, el hidrógeno verde y tecnologías de captura de carbono, emergen como estrategias efectivas. Estas fuentes renovables ofrecen un camino para diversificar la matriz energética, debido a que son inagotables y tienen una menor huella de carbono. Esta transición hacia un sistema energético más sostenible y diversificado redefine el status quo energético, presentando oportunidades para el desarrollo económico sostenible a largo plazo.
Situación actual de la energía
La crisis energética global actual, acentuada por factores geopolíticos y económicos, ha llevado a un mercado energético tenso y volátil. Los precios de los combustibles fósiles, aunque han bajado desde sus máximos de 2022, siguen siendo una preocupación. En este contexto, la energía renovable está ganando impulso como una solución competente.
Las inversiones en energía limpia han aumentado de manera significativa, impulsadas por la necesidad de reducir emisiones y mejorar la seguridad energética. Un cambio notable se observa en la acelerada demanda de vehículos eléctricos y la capacidad de generación de energías limpias, estableciendo nuevos récords en 2023. Este cambio hacia las energías renovables marca el comienzo del fin de la era de los combustibles fósiles, con una disminución prevista en la demanda global antes de 20301.
Fuentes de energía actuales: Hacia el cambio energético
Los recursos energéticos vigentes representan un mosaico de oportunidades e innovación, con un firme enfoque hacia las nuevas energías. Históricamente, los combustibles fósiles han predominado la matriz energética; pero se requiere diversificar rápidamente este modelo hacia uno basado en energías renovables. Este cambio es necesario para combatir el cambio climático y abordar la agotabilidad de los combustibles fósiles.
En los últimos años se ha experimentado un crecimiento acelerado en el desarrollo y uso de energía renovable, a pesar de la disminución general de la demanda de energía durante el año 2020, los problemas en la cadena de suministro y el retraso en la construcción de nuevos sistemas energéticos, el avance hacia una economía más verde ha sido el centro de atención.
El “Global Energy Perspective 2023”, indica que el futuro energético está cada vez más influenciado por las diversas opciones en energías renovables. Se espera que la energía solar y eólica juntas contribuyan a la mayor parte de la matriz energética mundial para 2040. Aunque la demanda total de combustibles fósiles se proyecta que alcance su punto máximo para 2030 en todos los escenarios, el gas natural y el petróleo seguirán siendo parte importante de la producción de energética durante las próximas décadas2.
Las energías renovables, ofrecen beneficios sustanciales para el clima y la salud, aunque también tienen ciertos impactos ambientales; estos varían según la tecnología utilizada y la ubicación geográfica. Por ejemplo, la energía eólica genera electricidad sin emisiones tóxicas o de gases de efecto invernadero, pero presenta desafíos relacionados con el uso del suelo y la vida silvestre.
La energía solar, tanto fotovoltaica como de plantas solares térmicas concentradoras, tiene impactos que incluyen el uso del suelo, el consumo de agua y el uso de materiales peligrosos en la fabricación. La energía geotérmica, dependiendo de la tecnología y el sistema de enfriamiento utilizado, también tiene sus impactos, al igual que la biomasa y la hidroeléctrica.
Panorama global del sistema energético
El estado actual del sistema energético global, está marcado por una fuerte dependencia de las fuentes de energía fósiles, las cuales, a pesar de su eficiencia en términos de infraestructuras de producción y capacidad de suministro estable, enfrentan adversidades debido a preocupaciones medioambientales y a la necesidad de transición hacia fuentes de energía sostenibles.
Sus infraestructuras, aunque técnicamente avanzadas y eficaces en la generación y distribución de energía, están siendo objeto de revisión y adaptación en un esfuerzo por reducir su impacto ambiental y cumplir con los objetivos globales de descarbonización. La eficiencia en la producción de energía fósil, por tanto, debe ser considerada en el marco de una estrategia energética más amplia que busca equilibrar la fiabilidad y accesibilidad del suministro actual con la necesidad de implementar prácticas sostenibles y tecnologías de baja emisión de carbono.
Si bien se están haciendo avances, existen múltiples factores a vencer, con un camino lleno de incertidumbres. La transición del sistema energético global depende de una variedad de factores, que incluyen desarrollos tecnológicos, políticas efectivas, normativas admisibles y cambios en las preferencias de los consumidores; donde la colaboración entre entes gubernamentales, sectores privados e incluso sistemas educativos son fundamentales para alcanzar un futuro energético que sea exitoso.
Transición hacia energías renovables
Las transiciones son complejas; estas gestiones representan diversas problemáticas, está en particular, se trata de procesos de largo plazo que requieren la interacción de un gran número de actores, como: empresas e industria, políticos y tomadores de decisiones, consumidores, investigadores y la sociedad en general. Esta transición trae consigo una serie de consideraciones estratégicas positivas y adversas:
- Crecimiento de las energías renovables: Se espera que este tipo de energías, especialmente la solar y la eólica, continúen su rápido avance, impulsadas por su competitividad en costos. Se proyecta que estas fuentes proporcionen entre el 45 y el 50 por ciento de la generación global de energía para 2030, y entre el 65 y el 85 por ciento para 2050. Sin embargo, se mantendrá la problemática en la cadena de suministro, procesos de permisos e implicaciones en la construcción de redes eléctricas2.
- Necesidad de mayores inversiones: Se proyecta que las inversiones totales anuales en el sector energético aumenten hasta alcanzar entre $2 billones y $3.2 billones en 2040. Aunque hay un impulso regulatorio creciente para la descarbonización, una parte de estas inversiones todavía se destinará a combustibles fósiles y generación de energía convencional para satisfacer la demanda y equilibrar el sistema energético2.
- Tecnología e Innovación: Implementar tecnologías emergentes como la blockchain y la IA presentan grandes oportunidades para avanzar en los sistemas de energía sostenible. Por ejemplo, el blockchain facilita el comercio de energía entre pares, monitorea el origen de la generación de energía limpias y facilita modelos de financiación innovadores para nuevos proyectos3.
- Seguridad energética: El camino hacia la transición energética debe contemplar la seguridad energética como una prioridad. Una transición de ese tipo conlleva un cambio en la dirección del sistema energético. Con ella se busca la sustitución de prácticas, estímulos, costumbres, regulaciones, reglas y fuentes asociadas al status quo, es decir, un sistema basado en los hidrocarburos.
- Perspectivas globales y respuestas políticas: La percepción global sobre el progreso en los compromisos climáticos varía significativamente, con una mayoría de respuestas en una encuesta del Global Energy Agenda de 2023 inclinándose hacia una evaluación negativa. Sin embargo, hay un ligero aumento en la percepción positiva en comparación con años anteriores. Este patrón demuestra que las expectativas y percepciones del progreso climático están más relacionadas con la localidad que con la profesión en la industria4.
Las energías alternativas presentan una oportunidad valorada para un futuro más limpio, pero también proyectan acciones que requieren abordarse con soluciones innovadoras y la colaboración de diversas industrias y sectores. La superación de esta transición dependerá en gran medida de cómo los actores globales, desde gobiernos hasta empresas y consumidores, respondan a estas problemáticas y aprovechen las oportunidades presentadas.
Conclusiones
La transición a energías alternativas es más que una necesidad; es una oportunidad para determinar el futuro energético del planeta. A pesar de las dificultades, el potencial para un cambio positivo es enorme, y la colaboración global será fundamental para lograr un sistema energético más limpio y resiliente a mediano plazo.
Ante la situación actual de la energía, surge la necesidad de replantear el status quo energético del sistema predominante como son los combustibles fósiles, direccionándolo hacia fuentes más sostenibles y ecológicas. Este cambio no solo implica una transición hacia energías limpias, sino que también debe fomentar una confianza sólida entre productores y consumidores; que aborde de manera efectiva las nuevas inversiones y la integración de estas fuentes en la infraestructura de red existente, asegurando al mismo tiempo la fiabilidad y seguridad de las energías alternativas.
Referencias
1.- https://www.iea.org/reports/world-energy-outlook-2023/executive-summary
2.- https://www.mckinsey.com/industries/oil-and-gas/our-insights/global-energy-perspective-2023
3.- https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fenrg.2023.1258044/full
4.- https://www.atlanticcouncil.org/content-series/global-energy-agenda/the-2023-global-energy-agenda/